Dios el Padre se muestra hoy en día
Dios se muestra a Sí mismo; lo ha hecho en el pasado y en lo que se conoce como esta dispensación o el tiempo espiritual, precediendo Su venida. Él se mostrará a Sí mismo nuevamente en la Segunda Venida.
Hay muchas creencias con respecto a la naturaleza de Dios el Padre. Tantas, de hecho, que puede ser difícil para aquellos comprometidos en debates de índole religiosa estar seguros de que están hablando del mismo Ser. Todos tenemos una idea o imagen sobre “quién” y “qué” es Dios dentro de la mira de nuestra mente, y a menudo olvidamos que otros pueden no ver a Dios de la misma manera que nosotros. Estas diferencias están presentes debido a que las creencias sobre Dios han sido adulteradas y modificadas con el paso del tiempo, después de la muerte del Salvador y Sus apóstoles. Dios como un Ser perfecto y glorificado era un hecho. ¿Entonces por qué el Padre Celestial simplemente no se muestra a Sí mismo a todos inmediatamente? Bueno, podemos ver en los textos de las escrituras; tanto en la Biblia como en el Libro de Mormón (otro testamento de Jesucristo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días); que Dios sí se muestra… sólo que no a todos a la vez, y que hay algunas buenas razones del por qué.
Dios el Padre quiere que aprendamos de Él y lo lleguemos a conocer, para que podamos acercarnos más a Su presencia y finalmente morar con Él. Sin embargo, en Su perfección, no puede ser manchado con injusticia o “considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia” (D .y C. 1:31), y debido a nuestra condición de estado caído, todos podemos alcanzar esta perfección. Nosotros simplemente no podemos morar con Dios mientras permanezcamos en un estado de injusticia e imperfección. Lo más importante para nosotros en nuestro camino es la expiación. Un Salvador fue proporcionado para redimirnos de nuestros pecados para que podamos ser limpiados y regresar a la presencia de Dios. Aunque vivimos aquí en esta tierra, experimentamos una separación temporal que debe continuar; la consecuencia de nuestro estado caído y una parte de Su plan para nuestro progreso, hasta que Sus propósitos para esta tierra hayan sido cumplidos.
Otra parte importante de nuestro progreso es la fe; la cual “no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas” (Alma 32:21). ¡Dios no “es visto” y no se muestra a Sí mismo para que podamos ejercitar la fe en Él. Así que, ¿por qué la fe es una parte tan importante de Su plan? ¿Por qué simplemente no se revela a Sí mismo para que todos podamos tener un “conocimiento perfecto” y no necesitar fe?
“Porque he aquí, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno” (D. y C. 58:26).
Si somos “compelidos en todo” o recibimos todas las respuestas, no aprendemos, crecemos ni progresamos. Recuerden, Dios quiere que todos progresemos y crezcamos. Su plan y propósito para nosotros en esta tierra es un plan para nuestro progreso. Nuestra meta es más que sólo la presencia de Dios, ya que estuvimos anteriormente en Su presencia antes de la caída. Nuestra meta es crecer y progresar. Fuimos hechos a la imagen de Dios el Padre, somos Sus hijos, y el futuro que Él ha planeado para nosotros es más grande de lo que podamos imaginar. Para prepararnos para ese futuro, debemos pasar por tribulaciones que nos moldearán y pulirán y que fortalecerán nuestro carácter. La lucha por encontrar las respuestas por nuestra cuenta, para ir el recorrido extra y esforzarnos por hacer más de lo que se nos manda es lo que nos lleva a nuestro “galardón”.
“Porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que se le haya encomendado mucho, más se le pedirá” (Lucas 12:48).
Dicho esto, volvemos al hecho de que Dios sí se muestra a Sí mismo y lo ha hecho; en tiempos pasados y el presente. Estas son noticias gloriosas. No estamos abandonados en la oscuridad sin testigos de Él ni la promesa de que nosotros, también, podemos contemplarlo si lo seguimos con pleno propósito de corazón, a través de todos los peligros de la vida. Mientras más recibamos, más se requerirá de nosotros. Aquellos que han visto a Dios y lo conocen, están en una posición de un mayor nivel de responsabilidad que aquellos que no. Dios no quiere confiarnos más de lo que podemos manejar. ÉL nos enseña línea por línea, para que no estemos abrumados. Recuerden, nuevamente, que somos Sus hijos; ¿y quién no esperaría de sus hijos aprendan a contar antes de aprender a sumar? Así es con Dios. Él no nos dará más conocimiento, mandamientos o expectativas que el que estamos listos a recibir, debido a la responsabilidad que este conocimiento conlleva. Hay un profeta viviente y doce apóstoles en la tierra hoy en día que conocen al Salvador. Ellos testifican y comparten un especial testimonio de Su existencia.
Aunque todos estamos aquí en esta tierra juntos, todos estamos en diferentes niveles de nuestro progreso, y a todos se nos ha concedido diferentes niveles de conocimiento y responsabilidades. A algunos se les ha dado mucho, a otros poco; pero a cada uno recibe exactamente la cantidad que es necesaria para que continuemos con nuestro progreso personal. Hay muy pocos a quienes Dios se les ha mostrado, pero Él sí se muestra a aquellos que están listos y preparados espiritualmente; aquellos a quién Él ha escogido para ser Sus representantes para nosotros y guiarnos en nuestros esfuerzos por llegar a conocerlo. Él se mostró a Moisés y habló con él cara a cara, se mostró al hermano de Jared quien tenía la fe suficiente para pedir al Señor que toque unas piedras y las hiciera brillar, y Él se mostró a José Smith en la arboleda sagrada, en respuesta a su oración para saber qué Iglesia era la verdadera. La verdad había caído en las calles y él necesitaba saber. Su respuesta llegó en una maravillosa teofanía, ya que vio a Dios el Padre y Su Hijo, Jesucristo. Por medio de José Smith, ellos restauraron la Iglesia de Cristo en la tierra. Se aparecieron, y el conocimiento que José obtuvo y compartió con ustedes y yo es de que son reales, viven, y son Seres separados y glorificados. José testificó que nosotros, cuando somos bautizados en el reino de Dios, podemos progresar y recibir todas las bendiciones disponibles para el hombre, incluyendo la de ver al Salvador, si nos volvemos santificados por medio de Él. Ya sea en esta vida o la próxima, o en la Segunda Venida, todos los veremos nuevamente.
Los ejemplos son pocos, ya que en la mayoría de casos aquellos elegidos para ser profetas sólo escuchan la voz de Dios o reciben visiones para guiarlos, pero el día llega pronto en el que Dios se mostrará a Sí mismo a todos. Y es importante que nos preparemos para ese día. Cuando el propósito de esta tierra sea cumplido, ÉL vendrá en Su gloria y todos lo conocerán.
Recursos Adicionales:
¿Qué creen los mormones acerca de Jesucristo?
Lea “El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles [mormones]” en el sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (inadvertidamente llamada por amigos de otras religiones como la “Iglesia Mormona”).
El Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo, solicite una copia gratis ahora.