Hay una escritura en el Libro de Mormón, Otro Testamento de Jesucristo,que habla sobre el amor de Dios de una manera que ha llegado a significar mucho para mí. Mormón, el antiguo profeta americano de quienEl Libro de Mormóndebe su nombre, se dirige a un pequeño grupo de cristianos comprometidos en una sociedad que se ha vuelto corrupta y mundana, e incluso asesina. Después de describir para ellos la importancia de la fe, la esperanza y la caridad, termina con esta hermosa promesa:
Por tanto, amados hermanos míos, si no tenéis caridad, no sois nada, porque la caridad nunca deja de ser. Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo, porque todas las cosas han de perecer;
pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.
Por consiguiente, amados hermanos míos, pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos esta esperanza; para que seamos purificados así como él es puro (Moroni 7:46-48).
Las palabras de Mormón fueron efectivamente registradas por su hijo, Moroni, que, en el momento en que hizo el registro, fue testigo de la muerte de su padre en la batalla y la destrucción completa de la sociedad civil. Mormón, que había visto “todas las cosas … fracasar”, debe haber tenido un enorme consuelo en la afirmación de su padre de que el amor de Cristo no sería un fracaso.
La caridad nunca deja de ser
Hace unos meses, mi familia se mudó al otro lado de la ciudad a un nuevo hogar. Dado que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Mormones) están organizados en congregaciones por ubicación geográfica, nos mudamos a un nuevo “barrio”, o congregación, también. Poco antes de que nos fuéramos, nos dieron la oportunidad de dirigirnos a los miembros de nuestro barrio, con los que habíamos adorado, orado, y servido a Dios durante los 17 años anteriores. Sabía que probablemente nunca tendría la oportunidad de dirigirme a nuestros queridos amigos como un grupo nuevamente. Si usted tiene una única oportunidad para dirigirse a los que ama sólo una vez más, ¿qué les diría?
Yo sabía lo que quería decir. Es el mismo mensaje que Mormón le dio a su pueblo y el que dejó a su hijo Moroni. Es el único mensaje que yo más espero inculcar en los corazones de mis hijos. El mensaje es el siguiente: “La caridades el amor purode Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien”. El amor de Cristo nunca le fallará. Dios nunca lo dejará.
Llenos de Su amor
Como madre y un amiga, aprendí hace bastante tiempo (¡para mi gran consternación!) que no puedo evitar el sufrimiento de los que amo. La gente que amo se enferma, se muere, se hace daño a sí misma, y hace daño a otras personas. No importa lo mucho que los quiera, no puedo “arreglar” sus problemas. Una parte de mí se da cuenta de que no debería, porque nadie puede aprender sin tener que luchar por sí mismo, pero es doloroso verlos sufrir.
Nadie puede “arreglar” mis problemas, tampoco. Pero Moroni 7:48 me promete que Jesucristo, mi Salvador, sí puede.