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Karen

Parte III

“La Corteza de la Ironía”
Bien, probablemente han notado en sus pruebas, como yo lo he hecho con las mías, que siempre existe algo de ironía, pero nunca tanta como las ironías que el Salvador soportó. Soportar las mías me permitió ver y apreciar las penosas ironías del Salvador, y llegar a conocerlo mejor.

El Espíritu guía y esculpe y presiona parejo o especialmente alrededor de la “corteza de la ironía,” como el élder Maxwell acertadamente la llama. Ese fue el caso aquí.

Mamá padeció de dificultades pancreáticas toda su vida, pero nunca fue diagnosticada con cáncer sino hasta nueve días antes de su muerte. Aparentemente, el cáncer pancreático es uno de los diagnósticos más difíciles, y más del 60 por ciento no son siquiera identificados sino a la muerte del paciente o cuando se es intervenido quirúrgicamente.

El diagnóstico oficial de mamá anterior al último fue “enfermedad quística benigna”. Como la mayoría de aquellos cuyo pariente padece de una enfermedad, empecé a ilustrarme con artículos sobre la naturaleza del quiste pancreático.

Conforme leía sobre los tipos de quistes, noté que todos excepto uno de ellos eran cancerosos o pre-cancerosos; o tenían ramificaciones de células cancerosas infiltradas en grupos de células inocuas, no cancerosas.

Como todo indicaba abiertamente la dificultad en distinguir entre el crecimiento pancreático benigno o maligno, me preguntaba, naturalmente, “¿Cómo pudieron hacer el diagnóstico en el caso de mamá?” De hecho, a pesar de mi ignorancia, se alzaron las banderas de alerta, y, finalmente, sospeché de un cáncer.

Decidí enviar un correo electrónico al médico de mamá. Un extracto original de ese mensaje aparece más adelante:

Dr. [X],
Hola. Soy Karen…, hija de Adela…quien va a visitarlo el próximo miércoles por una segunda opinión sobre una pancreatitis y una larga historia de problemas biliares y pancráticos que nadie ha podido identificar. ¡Supongo que ella es una en un millón!

De todos modos, yo no soy médico, sino un miembro de la familia que tiene muchísimas preguntas después de haber seleccionado material en la red… y haber leído los informes de mamá. Me pregunto si podría hacerle llegar algunas de mis preguntas…Me disculpo por mi ignorancia.

Cómo sabemos que esto es seudo-quiste con seguridad si parece que las neoplasmas son difíciles de identificar claramente y algunos adenocarcinomas inicialmente son tomados erróneamente como seudo quistes…? Parece que la biopsia es inútil para detectar si se trata de cáncer ya que las fibras de crecimiento en los quistes de páncreas tienden a ser benignos y otros malignos, ¿no es verdad? Si es así, ¿cómo se puede saber si es maligno? Dicen que el 60% a más de los casos malignos no se diagnostican correctamente sino hasta la autopsia, sorprendente… ¿Existen nuevas formas para diagnosticar? ¿Ya se ha identificado la ectasia ductal mucinosa, [adenocarcinoma mucinoso]? Algunos dicen que suele confundirse con seudo-quistes.

Me devolvió el correo y amablemente me aseguró que el diagnóstico era benigno. Aquí una copia de la respuesta que recibí:

Hola Karen:
Lo siento- sucede que recién hoy he visto este correo. Realmente has leído mucho sobre lesiones pancreáticas. Esencialmente, no creo que tu madre tenga seudoquiste. Pienso que es un (no seudo) quiste, probablemente como esos quistes de su riñón. No obstante, lo observaremos. Si creciera, puede que necesite un drenaje. En esta ubicación, sería mejor drenar quirúrgicamente. No se preocupe por una ruptura, o un cáncer, ya que su CA19-9 fue normal y no parecen haber elementos sólidos presentes.

Mientras recordaba haber leído que dicho examen de sangre era altamente inexacto en el diagnóstico de cáncer pancreático, pensé que debería aceptar las palabras del doctor hasta el momento.

Así que cuando “de repente” a mamá se le diagnosticó ese viernes memorable, de alguna manera parecía tan extraño. Conforme mi papá me hacía saber por teléfono, escuché las palabras, “adenocarcinoma mucinoso.” Me di cuenta que era precisamente el tipo de cáncer por el que había consultado.

Ahora bien, el hombre natural se habría perdido el festín-el plato firma. Y, inicialmente, ella empezó a llenarse de pensamientos como: “¿Cómo la junta se había equivocado?” Pero casi tan rápidamente como se venían esas preguntas, el Espíritu se acercó y susurraba en términos no inciertos a este respecto:

Mira que esta es parte de la respuesta a la oración. Si a mamá se le hubiera diagnosticado dos meses antes, o un año o tres años antes, ella habría tenido que pasar por un tratamiento de quimioterapia para extenderle la vida. Pero ella me había solicitado expresamente que la liberara de eso-y en su caso, yo puedo, porque ella ha sufrido lo suficiente en su vida para estar conmigo. El hecho de que no se haya detectado o no se haya podido reconocer el mal en los exámenes anteriores era algo que estaba más allá del error humano.

Yo creo que eso es verdad.

Purificando Nuestro Linaje

Volviendo a la historia sobre mi padre. El no era un creyente de la vida después de la muerte. Esa era otra cosa muy difícil de soportar. No puedo imaginar el sentimiento de pensar que su amada por 50 años se había ido-para siempre-simplemente se quedara allí.

Lo observaba agonizar en su mundo como él lo concebía que se había tornado de cabeza. El año pasado por esta época, estuvimos en el mismo hospital, el mismo piso, observándolo como sufría con su quimio por su cáncer esofágico. Yo trataba de encontrar los momentos adecuados para plantar las semillas y todos los primos oraban para que el recibiera el don de la fe, y creo que hizo alguito de su parte también. Conforme lo veía que sufría, en parte un sufrimiento necesario y en parte innecesario, yo sufría con él.

Y después el Espíritu me acompañaba mientras pensaba en la pequeña promesa que le había hecho este año. Este fue el año en el que me sentí tan motivada a hacer un ayuno extenso por papá y de orar por un milagro de conversión por él. Yo estaba unida en uno de esos días con casi diez amigos cercanos, mi esposo y mis hijos. No puedo decirles cuán segura me sentí, al saber que por lo menos eso estaba en su lugar.

En aquellos momentos tan difíciles de observar a papá, la voz apacible me decía que me detenga y observe “como el brazo del Señor se revelaba” en su favor (D. y C. 90:10). Entonces supe lo que se me había prometido. Sentí que el Espíritu me inundaba. Entendí las palabras de Truman Madsen que aún suenan en mis oídos y que se encuentran registrados en el punto 22 o 26 de mi diario.

Son las palabras que vinieron a mí mientras estaba en pleno ayuno por papá, sintiendo la delgadez del velo y recibiendo impresiones respecto al tiempo en que mi padre aceptaría la plenitud del evangelio de Jesucristo como nos es revelado hoy en día.

Estaba conduciendo, escuchando uno de los discursos del Hermano Madsen (un erudito mormón) en el que se refería a la obra redentora del Salvador en reunir familias para El eternamente. Hablaba de cómo las personas que venían a la Iglesia, si eran justas, podía concedérseles ramas de su propia familia y limpiar un linaje. Como parte de este comentario, en la grabación él compartió una bendición dada por José Smith, creo que a élder Snow.
Fortuitamente, fui llevada a un estacionamiento cuando la oí; de otra manera, creo que yo me habría salido del camino, ya que penetró en mi corazón de tal manera. Las palabras decían así:


…Tu padre terrenal no ha aceptado el evangelio, pero el Padre Celestial será tu padre. Y si vives en un camino de total rectitud, el tiempo vendrá en el que podrás salvar a todos tus congéneres y las bendiciones que están siendo conferidas sobre ti por tu Padre Celestial serán conferidas a ti por tu propio padre.

 

 

 

En esos momentos en los que anhelaba ayudar a papá, me reconfortaba con la promesa anterior de un milagro. El Señor nunca nos abandona, tampoco nosotros tenemos que hacerlo. Siempre acude en nuestra ayuda.

El Funeral

Así que, papá y yo virtualmente estábamos a los lados opuestos del espectro. Me sentía tan aliviada de que mamá tuviera que ir a casa temprano aunque triste por su sensible pérdida y él sentía que “los dioses se habían burlado de ella” y que le habían dado un “mal negocio.”
Sin embargo, para cuando todos habíamos terminado de visitarlo –toda nuestra familia Católico-romana extendida que creía y hacía comentarios inspirados y después de todas las oraciones, y después de la misa funeraria, percibí una ligera señal de cambio en él- de su firme falta de fe a una condición de “Espero que tengas razón”. La música del servicio funerario fue tan contagiante de fe, fue sorprendente. Perfecto para papá. Perfecto para mamá.
Se me solicitó que diera el discurso fúnebre, otra de las intervenciones con propósito del Padre Celestial. Pregunté a papá si quería que mi hermana lo hiciera puesto que él no creía en la vida después de la muerte y yo podría hablar solamente de mamá y ofrecer consuelo a ese respecto. Su preferencia no cambió. El pensó que si mamá creía en la vida después de la muerte y el discurso y lo relativo a ello eran para ella, sería apropiado.

Tuve la oportunidad de compartir una parte de Alma 40 referente al estado del alma entre la muerte y la resurrección durante el discurso, por lo que lo invito a usted, si forma parte de otra fe a leer esto, a meditarlo:

Ahora bien, respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida. Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena.
El alma será restaurada al cuerpo, y el cuerpo al alma; sí, y toda extremidad y coyuntura serán restauradas a su cuerpo; sí, ni un solo cabello de la cabeza se perderá; pero todas las cosas serán restauradas en su propio y perfecto estado. (Alma 40: 11, 12, 23)

Y aunque siempre he estado agradecida por ese pasaje, nunca lo había estado más por su claridad, explicación y esencia.

Bien, el servicio trajo a mi recuerdo mis días Gentiles y me confirmaron las bendiciones del evangelio restaurado. La nieve blanqueaba el piso mientras era colocada en un mausoleo, con las palabras, “juntos por siempre” inscritas en la parte exterior de la cripta. Yo sentí la mano del Señor oprimiendo y derritiendo el corazón de papá.

Testigos adicionales de la mano de Dios.

Después de la muerte de mamá, encontré información que parecía que ella había dejado para mí referente a mis ancestros. Era un gozo proporcionarles a ellos y a ella las bendiciones del evangelio en el templo. Los Bello parecían estar siempre presentes en nuestra casa. Me parecía muy sorprendente. Dios es tan bueno. ¿Cómo podríamos decir tan poquito? ¿Cómo podríamos perdernos el plato firma de Su amor? ¿Dentro o fuera de la adversidad? Las líneas empiezan a hacerse borrosas. ¿Es esto adversidad realmente?

Un Corazón Presionado

El calor del verano, el calor de la estufa, el calor del Hijo, es intenso- “calor blanco, una flama santa”. Igual existirá el dolor. Pero habrá mayor gozo.

Y, como Shad Mash Abed resalta acertadamente:

“En ocasiones debemos tomar el calor aun cuando no estemos seguros de que el termómetro de la prueba bajará pronto” (Como lo cita élder Neal A. Maxwell en Todas estas cosas te servirán de experiencia).

Para papá y para alguien que haya sufrido la pérdida de un ser querido- “el dolor de la muerte puede ser el combustible, la comprensión del plan de Dios, el oxígeno y el amor de Dios, el corazón que hace que el fuego del Refinador arda”—o el corazón presionado para perfección (Duna & Eyre, El Nacimiento Que Llamamos Muerte p.41)

Para algunos de nosotros, la presión es algo más.

Sólo recuerda:
Existen dos formas de ver el mundo-una es que nada es un milagro. La otra es que todo lo es. Y:

El extracto de aceite es virgen… todo el amargo y sabor insípido se diluye.

La plata refinada por el refinador es perfecta cuando se ha terminado. Y el platero sabe que está completa al ver Su propia imagen reflejada en la plata.

Ese es el milagro de la expiación de Cristo– de corazones presionados y perfeccionados-y una esperanza de vida con el Salvador por siempre y un camino por el dolor y sufrimiento que valga la pena un día, de alguna manera, algún día.

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