La vida con el Espíritu Santo es una cosa increíble. Nos sentimos cálidos y tranquilos a pesar de nuestras pruebas. Nos sentimos seguros, al saber que somos guiados a través de nuestras elecciones y protegidos en nuestras acciones diarias. Estamos dispuestos a ser feliz, tranquilos y amables. Por supuesto, nada puede impedir que enfrentemos las pruebas — que son una parte esencial de nuestra experiencia mortal — pero las pruebas son más fáciles de llevar cuando estamos llenos del Espíritu Santo.

Joven-mormona-leyendo-1La mayoría de nosotros sentimos el espíritu en pequeñas ráfagas, en la iglesia, durante la oración, o mientras estamos estudiando las escrituras. Sin embargo, Dios prometió que cuando hemos sido bautizados por una persona con la debida autoridad, podemos recibir el Espíritu Santo para que esté con nosotros todo el tiempo. Eso es un regalo maravilloso y una meta importante para lograr.

Podemos empezar a sentir la presencia del Espíritu Santo aún antes de nuestro bautismo. Él puede visitarnos de vez en cuando y así es como realmente obtenemos un testimonio de la verdad y saber a qué iglesia unirnos. Durante este tiempo, podemos comenzar a vivir el estilo de vida que permitirá que el Espíritu Santo que algún día siempre esté con nosotros.

El Espíritu Santo es un miembro de la Deidad con Dios y Jesucristo. Él no puede permanecer en un lugar pecaminoso. Tenemos que purificar nuestras propias vidas para ser dignos de invitar al Espíritu Santo y evitar los lugares que fomentan el mal tanto como sea posible. Por supuesto, tenemos que vivir en el mundo, pero cuando tenemos opciones sobre dónde ir, tenemos que elegir sabiamente. Si estamos en una fiesta donde todo el mundo está borracho y comportándose inmoralmente, no podemos esperar que el Espíritu permanezca con nosotros allí.

Cuando nosotros estamos en un lugar con el que no estamos del todo cómodos, por ejemplo en un salón de clase colegial donde se enseña inmoralidad, tenemos que hacer todo lo posible para mantener nuestros propios pensamientos puros y hacer lo que sentimos que el Salvador haría. Podemos estar en el mundo sin ser de él, lo que significa que no tenemos que participar en las actividades inmorales que ocurren en donde no tenemos más opción que estar ahí.

También debemos tratar de discernir cuando “Os separáis del Espíritu del Señor, para que no tenga cabida en vosotros para guiaros por las sendas de la sabiduría, a fin de que seáis bendecidos, prosperados y preservados (Mosíah 2:36)”. Precisamente debido a que la bendición prometida es que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros, debemos prestar atención y aprender de las decisiones e influencias que nos separa a nosotros del Espíritu Santo.

La norma es clara: si algo que pensemos, veamos, escuchemos o hagamos nos separa del Espíritu Santo, entonces debemos dejar de pensar, ver, escuchar o hacer eso. Por ejemplo, si algo que supuestamente es para nuestra diversión nos aleja del Espíritu Santo, entonces esa clase de diversión no es para nosotros, puesto que el Espíritu no puede tolerar lo que es vulgar, grosero o inmodesto y, por lo tanto, será obvio que esas cosas no son para nosotros. Ya que alejamos al Espíritu del Señor al participar en actividades que sabemos que debemos rechazar, entonces definitivamente sabremos que ese tipo de cosas no son para nosotros. (Véase David A. Bednar, Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros, Conferencia General de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).

Tenemos que dedicar tiempo cada día a actividades espirituales que nos ayuden a conocer a Dios y a Jesucristo mejor y que nos ayuden a enfocarnos en nuestro crecimiento espiritual. Esto significa dedicarle tiempo en nuestros días ocupados a estudiar las Escrituras, a la oración y a la meditación de las cosas espirituales. También tenemos que ir a la iglesia los domingos.

El hacer estas cosas mantiene a Dios y a Jesús como un aspecto esencial de nuestras vidas. Nos ayudan a construir una relación personal con ellos. Las Escrituras, cuando se toman en conjunto, nos muestra lo que Dios y Jesucristo son y lo que nuestra relación con ellos puede ser. Al observar el Salvador interactuar con la gente en la tierra, nos damos cuenta de lo mucho que Él nos ama.

Todas estas actividades nos ayudan a prepararnos para ser llenos del Espíritu Santo. Un corazón lleno de amor por Dios y Jesucristo es una parte esencial de llegar ser lo suficientemente espiritual para invitar al Espíritu Santo en nuestras vidas a tiempo completo.

 Más recursos:

Creencias Mormonas

Biblia Mormona

El Espíritu Santo

 Esta publicación fue escrita por

Terrie Lynn Bittner

Etiquetas: Convertirse en cristiano, Espíritu Santo, Santo Espíritu, Jesucristo, Creencias Mormonas, Preparación para el bautismo

 

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