Según lo indica el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la palabra sacrificio, proviene del latín “sacrificĭum” y la misma se puede interpretar, entre otras aplicaciones, como “ofrenda a una deidad en señal de homenaje o expiación (…) y/o acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor”.
Al pensar en esta interpretación, se puede entender su relación con otras significativas palabras como el desprendimiento de sí mismo o de algún enorme valor personal, y tal desprendimiento es movido o impulsado por un sentimiento de amor y lealtad.
Incomprensible dolor
Para el mundo cristiano, el mayor de todos los sacrificios fue el protagonizado por Jesucristo hace poco mas de dos mil años. Este Jesús del que se registran sus episodios de vida en las Santas Escrituras como La Biblia y El Libro de Mormón, tuvo la capacidad divina de soportar el incomprensible dolor que puede contener la intensidad de todos los dolores de la humanidad de quienes habían muerto hasta ese entonces y de quienes nacerían en el futuro.
Para los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos por algunos como los mormones, el Sacrificio se presenta como un atributo especial en Jesucristo y no fue otra cosa que la expresión pura del amor por cada unos de los hijos de Dios.
El sacrificio
Con respecto a la palabra sacrificio, en la Guía par el Estudio de las Escrituras (GEE), utilizada por los mormones, se explica que “en la antigüedad, el término sacrificio significaba santificar algo o a alguien. Actualmente ha cobrado un significado diferente, que es el de renunciar a algo o sufrir la pérdida de lo mundano por el Señor y su reino”.
Desde la antigüedad, en la religiosidad se ofrecían sacrificios e implicaba el contenido de los conceptos de desprendimiento y amor. Sin embargo, no fue sino Jesucristo quien ofreció el más sublime y ejemplificante de todos: Su vida misma. Y lo hizo por y para el beneficio de toda la humanidad.
Dispuestos a servir
Este atributo alcanzó su más elevada demostración de desprendimiento y amor en Jesucristo y aunque hoy a los seguidores del Salvador no se les pide que den sus vidas, si se les invita a seguir con las manifestaciones aplicables del sacrificio.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo saben que lo que hizo Jesucristo por ellos representa el pasaporte para volver a la presencia del Padre Celestial. Por esta razón, los mormones conversos están dispuestos a sacrificar todo por el Señor y Su Obra.
Instrucción desde Adán y Eva
En el libro de Moisés, en La Perla de Gran Precio, capítulo 5 versículos desde el 4 hasta el 8, se muestra como luego de ser expulsados del Jardín del Edén, Adán y Eva recibieron la instrucción ofrecer sacrificios, para lo cual expondría un animal sobre un altar y ofreciendo tal sacrificio a Dios. Esto se conoce como la Ley de Sacrificio.
Según se describe en la citada Guía para el Estudio de las Escrituras (GEE), “esta ley consistía en la ofrenda de las primicias de sus rebaños, a semejanza del sacrificio futuro del Unigénito de Dios . Esta práctica continuó hasta la muerte de Jesucristo, la cual puso fin al derramamiento de sangre como ordenanza del evangelio”.
Emular a Jesucristo
En este orden de ideas, el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, en su mensaje intitulado: El Sacrificio, en abril de 2012, dijo que el sacrificio expiatorio de Jesucristo ha sido llamado el “más trascendental de todos los acontecimientos desde los albores de la creación hasta las edades interminables de la eternidad”.
Los mormones reconocen el amor demostrado por el Salvador al sacrificarse por toda la humanidad y desean emularlo. Los líderes eclesiásticos lo comprenden e invitan a los conversos a considerar las diversas maneras de ofrecer sacrificio verdadero brindando servicio desinteresado, siendo humildes, obedecer los mandamiento que Él ha dado, teniendo siempre un espíritu de arrepentimiento y dando al Señor todo lo que Él requiera del pueblo de Dios.
El nuevo sacrificio
El profeta José Smith enseñó que “una religión que no requiere el sacrificio de todas las cosas, nunca tiene el poder suficiente con el cual producir la fe necesaria para llevarnos a vida y salvación”. Viéndolo desde una perspectiva eterna, las bendiciones que se obtienen por medio del sacrificio son mucho más grandes que cualquier cosa a la que se renuncie.
A diferencia del pasado, hoy no se efectúan sacrificios de animales puesto que el simbolismo de tal acción la cumplió Jesucristo mismo, es por ello que en la actualidad se participa de los sacramentos o Santa Cena, que es una ordenanza sagrada donde se bendice y reparten el pan y del agua como emblemas del cuerpo y la sangre ofrecidas por el Salvador de la humanidad.
El servicio a Dios en Su Obra, así como el servicio personal a amigos y extraños, el desprendimiento de lo material y el participar en las causas nobles son formas de aportar sacrificios cristianos. El élder Oaks también consideró en el discurso antes mencionado que “tal vez los ejemplos más conocidos e importantes de servicio y de sacrificio desinteresados ocurren en nuestra familia. La madre se dedica a la crianza y al cuidado de los hijos, mientras que el esposo se entrega al sostén de su esposa e hijos. Los sacrificios que existen en ese servicio de importancia eterna para nuestra familia son demasiado numerosos y demasiado conocidos para mencionarlos”.
Es importante que el emular a Jesucristo y este maravilloso atributo del sacrificio requiere que efectué tal y como está registrado en el libro 3 Nefi capitulo 9 versículos del 19 al 22, en El Libro de Mormón, siempre con un corazón quebrantado y un espíritu contrito.
Este artículo fue escrito por
Periodista (Comunicador Social, mención Desarrollo Social), egresado de la Universidad Católica Cecilio Acosta en Venezuela. Magister en Teaching Higher Education, egresado de la Caribbean International University. Miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, donde sirve como Obispo del Barrio Unión, Estaca Los Sauces, Valencia-Venezuela.