La Universidad de Brigham Young (BYU) es administrada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a menudo erróneamente llamada la “Iglesia Mormona”. Como parte de sus cursos de pregrado, los estudiantes de la BYU toman múltiples semestres de clases de religión estimulantes, y espiritualmente edificantes.
Aquí, en esta columna, los estudiantes matriculados en la clase de estudio de las escrituras han compartido sus pensamientos, ideas y reflexiones sobre el Nuevo Testamento y el evangelio de Jesucristo en la forma de cartas para alguien que ellos conocen. Con la publicación de estas, cumplimos con su deseo de dar testimonio a todos de la importancia, el poder y la belleza del Nuevo Testamento, y el plan de felicidad de Dios para cada uno de nosotros. Le invitamos a echar un vistazo a sus epifanías y descubrimientos a medida que ellos profundizan en las Escrituras. Háganos saber cómo estas pueden ayudarle en su propia vida. Compártalas con un amigo.
En mi clase de Nuevo Testamento nosotros estudiamos el primer viaje misional de Pablo, capítulos 13-14 de Hechos. Es tan increíble para mí cuánto cambió Pablo; es en Hechos 13:9 la primera vez que se le conoce como Pablo. Nunca más se le conoce como Saulo; ello solamente me recuerda a lo poderosa que es la Expiación. A través de Cristo podemos ser perdonados y podemos lograr grandes cosas, tal como Pablo lo hizo. Él enseñó a la gente en Chipre acerca de Cristo y que es a través de Cristo que podemos recibir el perdón. Sin Él tendríamos que pagar por nuestros propios pecados. En Cristo tenemos justificación, que es la manera en que lo malo es “corregido”. Mi profesor lo comparó a un juicio. Él explicó cómo Cristo sirve como un juez, jurado, abogado defensor, testigo y nuestro abogado. Sin Él no podemos regresar a nuestro Padre Celestial. Estoy muy lejos de ser perfecto, pero puedo arrepentirme de las muchas cosas que he hecho mal en esta vida por causa de Cristo. Sé que puedo tratar de ser mejor cada día.
Esto me recuerda la cita del élder Richard G. Scott, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: “Llegamos a ser lo que queremos ser, al ser constantemente, cada día, lo que queremos llegar a ser“. Nunca es demasiado tarde para cambiar, arrepentirse, pedir perdón y hacer las correcciones. Es algo en lo que estoy constantemente trabajando, y sé que es a través de Cristo podemos obtener misericordia. Estoy muy agradecido por el conocimiento de la Expiación y que se me haya enseñado el evangelio de Cristo. Yo sé que todos podemos ser perdonados y llegar a ser la persona que el Padre Celestial quiere que lleguemos a ser, al igual que Pablo.
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