Jesus-Wash-Feet-MormonEn Mosíah 2:17 del Libro de Mormón, leemos: “Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios”.  Jesucristo fue un hombre perfecto que mostraba un amor perfecto por todos aquellos que Él conocía.  Su vida estuvo dedicada a servir a los demás.  Si hay algo que aprender de Su tiempo aquí en la tierra es que debemos amarnos los unos a los otros.  Y a través del servicio a los demás, mostramos nuestro más profundo respeto por el prójimo y nuestro Padre en el Cielo.

Jesús pasó Su tiempo en la tierra sirviendo a Sus semejantes.  El Nuevo Testamento está lleno de relatos que demuestran Su compromiso de servir a los demás.  Los que seguían a Jesús lo llamaban “Maestro”.  Sin embargo, aunque Él era su líder, Jesús les enseñó que Él era Su siervo.  Se envolvió en una toalla, lavó sus pies en un lebrillo de agua.  Asumió el papel de un siervo, a pesar de ser considerado un maestro por Sus seguidores.  Les dijo que si Él estaba dispuesto a servirles lavándoles los pies, ellos deben estar dispuestos a servirse los unos a los otros (Juan 13:5-17).  Muchas veces creemos que estamos demasiado ocupados para servir a los demás o que estamos demasiado abrumados con lo que está pasando en nuestras propias vidas.  Jesús demuestra que no importa dónde nos encontramos en la vida, tenemos que parar y ayudar al prójimo.  El mormonismo insiste en que el servicio debe ser una de nuestras principales prioridades aquí en la tierra.

Jesús enseñó con parábolas la importancia del servicio.  En la parábola de la oveja y las cabras, dice “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.  Jesús nos dice que debemos servir a TODOS los hombres, independientemente de lo que son.

Jesús nunca perdió una oportunidad de servir a los demás.  Pasó Su vida bendiciendo a los enfermos y alimentando a los hambrientos.  Estaba muy ocupado y tenía preocupaciones al igual que nosotros tenemos hoy en día.  En el Nuevo Testamento, leemos acerca del encuentro de Jesús con una mujer que tenía flujo de sangre.  Jesús estaba viajando por la ciudad cuando una mujer tocó Su manto, desesperada por ser curada por Él.  Aunque estaba apurado, Jesús se detuvo para sanar a la mujer.  Él siempre pone a las personas antes que Él.  Dedicó Su tiempo a servir a los demás.  Y esto le trajo gran gozo y paz.

Jesús pasó Su existencia terrenal sirviendo a Su Padre en el Cielo.  Fue enviado a la tierra para hacer la voluntad de Su Padre, no la suya.  Puso los deseos de Su Padre antes de los suyos.  Él enseñó las lecciones de Su Padre.  En última instancia Él sacrificó Su vida cuando murió en la cruz porque era la voluntad de Su Padre.  Tenemos que seguir el ejemplo de Cristo.  Los mormones creemos que tenemos que seguir los mandamientos y servir a Dios antes de servirnos a nosotros mismos.

Por medio de Jesucristo, encontramos nuestro mayor ejemplo de una persona orientada al servicio.

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