Contra el viento por Liz Lemon Swindle mormonJesucristo es el ejemplo supremo de la caridad.  Una persona caritativa perdona, comprende, se orienta al servicio, es humilde, siempre está dispuesta a ayudar y siempre mira a la gente de una manera tolerante y favorable.  Cristo demostró todas estas características a las personas que servía y con quienes se reunía.  Jesucristo demostró caridad constante y alentó a Sus seguidores a hacer lo mismo.  Sin embargo, Su mayor acto de caridad fue Su sufrimiento en Getsemaní y el sacrificio de Su vida en la cruz, a través del cual todos tenemos la oportunidad de tener vida eterna y vivir con nuestro Padre Celestial.

El ministerio terrenal de Jesús estaba lleno de ejemplos de caridad.  En el Nuevo Testamento, leemos acerca de la mujer que cometió adulterio.  Sus compañeros querían apedrearla.  La ley indicaba que el adulterio debía ser castigado con la muerte.  Jesucristo condenó a la comunidad, perdonó a la mujer y le dijo que no peque más.  Cristo enseñó que es el papel de Dios juzgar, no del hombre.  Jesús entiende que los errores son necesarios para la progresión de los hombres y las mujeres.  Él tiene empatía por todos.  Durante su ministerio terrenal, Jesús bendecía a los enfermos en sábado.  A pesar de que era Su día de descanso, incluso encontraba gozo al servir y sanar a los demás.  También consideraba que la ley de la caridad y el amor eran superiores a la ley del sábado.

Jesucristo dijo a Sus seguidores que se amen los unos a los otros.  Él nos enseñó a ser caritativos y generosos.  Él era amigo de los marginados, comía con los pecadores y dedicaba Su tiempo a levantar a los demás.  A través de Su ejemplo, podemos encontrar las cualidades que deberíamos desear emular.

Jesús enseñó a Sus seguidores a ser humildes, incluidos aquellos en altos cargos de autoridad y liderazgo.  Por ejemplo, los líderes religiosos de Su tiempo estaban preocupados por la adquisición de riquezas y ropa llamativa.  Jesucristo les reprochó en Mateo 15:6-9, diciendo: “Este pueblo con sus labios me honra, mas su corazón lejos está de mí.  En vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”.  Él enseñó que no debemos seguir las tentaciones de la mundanidad, sino seguir las leyes de Dios.  Él enseñó que no hay cabida para la hipocresía en el reino de Dios.  Nuestras creencias deben ser coherentes con nuestras acciones.  Los miembros de la Iglesia Mormona se esfuerzan por vivir este principio todos los días.

Cristo podría haber sido arrogante u orgulloso, porque Él era todopoderoso.  Pero más bien, Él encontró razones para ser caritativo.  Jesucristo nos enseñó a amar a todas las personas, incluso a aquellos que son difíciles de amar.  Durante Su vida, había muchas personas que lo odiaban y querían destruir Su misión.  Sin embargo, Él a pesar de todo mostraba caridad a los que le despreciaban.  La verdadera caridad significa amar incondicionalmente.  Él estaba comprometido a elevar los demás, incluso a los que habían sido olvidados o abandonados.  Los mormones se esfuerzan por seguir Su ejemplo de caridad y servicio.  Su ejemplo inspiró a muchas organizaciones de servicio dentro de la Iglesia Mormona, y ha inspirado a gente de todo el mundo para servir a los demás

La vida de Cristo es el ejemplo supremo de la caridad.  A través de su ejemplo, podemos aprender cómo encontrar la felicidad y cómo enriquecer las vidas de otros.  Cristo nos muestra que si ponemos a los demás primero, podremos encontrar el verdadero gozo.  En verdad, la definición de caridad es amor puro de Cristo.  La caridad es en realidad uno de los dones espirituales, y como tal, puede ser adquirido como un don de Cristo.  Debe ser buscado mediante la oración y la diligencia:

Por tanto, amados hermanos míos, si no tenéis caridad, no sois nada, porque la caridad nunca deja de ser. Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo, porque todas las cosas han de perecer; pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien (Moroni 7:46-47).

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