Cómo leer las señales de los tiempos
Los que vivían cuando Él nació de María en Belén de Judea necesitaban un espíritu de inspiración para discernir las señales de los tiempos, para saber qué declaraciones proféticas describían su Primera Venida y qué expresiones la Segunda. Su responsabilidad era escudriñar las Escrituras y buscar el Espíritu para que pudieran conocer y creer las verdades reveladas por Él en su dispensación.
Y aquellos de nosotros que ahora vivimos como mortales…necesitamos y buscamos el espíritu de la revelación para leer las señales de los tiempos, para saber cuándo vendrá de nuevo, para saber qué partes de la palabra revelada hacen referencia a la limpieza por el milenio de la tierra y cuáles tienen relación con la tierra en su estado celestial final.
Tenemos la ventaja de la retrospectiva ya que reflexionamos sobre las profecías mesiánicas y vemos su cumplimiento en el ministerio terrenal del Hijo de Dios entre los hombres. Sus significados son claros, y su comprensión es cierta, porque los eventos previstos han ocurrido, porque su aplicación a estos eventos ha sido confirmada por la revelación de los últimos días, porque el espíritu de la interpretación se derramó sobre los santos gracias al Espíritu Santo de Dios.
En consecuencia, a medida que nos regocijamos en la eficacia y la virtud de la Expiación infinita y eterna que realizó Dios en una pasada dispensación, nosotros también buscamos, meditamos y oramos para saber cómo interpretar y aplicar la Sagrada Escritura en la presente dispensación. Deseamos saber cómo leer los signos de nuestros tiempos, tal como ellos leyeron los suyos.
Deseamos conocer el regreso prometido de nuestro Señor a habitar entre nosotros, y al lado del espíritu de revelación y profecía, probablemente no hay mejor guía que conocer y entender las expresiones mesiánicas cuyo cumplimiento es ahora un asunto de segura realidad. El saber cómo la Deidad ha tratado a los hombres es prever cómo va a seguir haciéndolo, porque Él es el mismo de ayer, hoy y siempre; y su curso es un giro eterno, y como Él ofreció bondad y gracia a los pueblos antiguos, también lo hará con nosotros, si andamos como lo ellos hicieron. El hecho es que nadie puede comprender una futura Segunda Venida sin antes obtener un conocimiento de la Primera Venida.
En esta obra tendremos en cuenta el testimonio y las enseñanzas de los profetas sobre el Mesías Prometido: la Primera Venida de Cristo. Este conocimiento sentará las bases para la comprensión de la vida que Él vivió entre los mortales y de su futuro regreso a reinar entre ellos durante el Milenio. (Bruce R. McConkie, The Promised Messiah: The First Coming of Christ – El Mesías Prometido: La Primera Venida de Cristo, p.3)