Crucifixion-Christ-Cross-MormonEl fin de la vida de Jesús fue muy difícil. Él sufrió persecución y en momentos difíciles, muchas personas que lo amaban lo abandonaron. En el jardín de Getsemaní, Él soportó más dolores de los que podemos imaginar y siguió hasta morir dolorosamente en la cruz. ¿Por qué fue necesario todo esto?

Jeffrey R. Holland, un apóstol del Señor, abordó este tema en un discurso reciente.

El habló de los desafíos que transcurrieron en los últimos días en la vida del Salvador, del gobernador que no lo encontró culpable pero que de todas maneras ordenó azotarlo; de la traición que sufrió por uno de sus apóstoles, de tener apóstoles que dormían mientras Él soportaba sufrimientos extraordinarios, para luego morir en la cruz.

“Ahora hablo con sumo cuidado, incluso con reverencia, de lo que tal vez haya sido el momento más difícil de todos en esta solitaria jornada hacia la Expiación. Me refiero a esos momentos finales para los cuales Jesús debió haber estado preparado intelectual y físicamente, pero para los que quizás no haya estado preparado emocional ni espiritualmente, aquel descenso final hacia la paralizante desesperación de sentir que Dios lo había desamparado, cuando exclama en suprema soledad: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Él había previsto la pérdida del apoyo de seres mortales, pero ciertamente no había comprendido este último. ¿Acaso Él no había dicho a Sus discípulos: “He aquí, la hora… ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”.

Con toda la convicción de mi alma, testifico que Él sí complació perfectamente a Su Padre, y que un Padre perfecto no desamparó a Su Hijo en ese momento. De hecho, mi creencia personal es que durante todo el ministerio terrenal de Cristo, posiblemente el Padre nunca haya estado más cerca de Su Hijo que en esos últimos momentos de angustioso sufrimiento. No obstante, a fin de que el sacrificio supremo de Su Hijo fuera igualmente completo como lo fue voluntario y solitario, el Padre retiró brevemente de Jesús el consuelo de Su Espíritu, el apoyo de Su presencia personal. Fue necesario; de hecho, fue fundamental para la trascendencia de la Expiación que este Hijo perfecto que nunca había dicho ni hecho nada malo, ni había tocado cosa inmunda, supiese cómo se sentiría el resto de la humanidad, o sea nosotros, todos nosotros, cuando cometiera esos pecados. Para que Su expiación fuese infinita y eterna, Él tenía que sentir lo que era morir no sólo física sino espiritualmente, sentir lo que era el alejamiento del Espíritu divino, al dejar que la persona se sintiera total, vil y completamente sola”. (Nadie estuvo con Él por Elder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles, Conferencia General de abril del 2009)

El propósito del sufrimiento de Jesús fue tratar de entender a aquellos de nosotros que estamos lejos de la experiencia perfecta. En los días finales, Jesús servirá como nuestro abogado y juez y lo hará de manera correcta, Él necesitará entender lo que sufrimos. Él no tenía conocimiento de primera mano de lo que significaba sufrir a causa del pecado. Él nunca experimentó, por medio de sus propias decisiones, lo que significaba tener a Dios lejos.

Los mormones enseñan que cada persona tiene derecho de recibir el Espíritu de Cristo y aquellos que han sido bautizados pueden recivir el Don del Espíritu Santo. (La influencia del Espíritu Santo puede estar con las personas antes del bautismo, pero no de la misma manera como puede estarlo después, cuando se convierte en un don y no es solo una influencia). Sin embargo; el Espíritu Santo no puede estar presente donde está la maldad y quienes intencionalmente eligen el pecado e ignoran las advertencias del Espíritu Santo serán dejados solos y afrontarán las consecuencias. Jesucristo nunca experimentó este sentimiento de estar solo, sin la presencia de Dios o el Espíritu Santo como consuelo y guía. Él tuvo esta experiencia en sus momentos finales. El colgó de la cruz solo. Nadie pudo acercarse más que al suelo. Ningún ángel lo fortaleció como lo hicieron en el Jardín de Getsemaní. Esta vez, por un breve momento, Él se encontraba absolutamente solo.

Una razón por la que Jesús vino a la tierra como un niño y creció hasta la adultez, en vez de simplemente descender de las nubes por un período corto, era para que pueda ganar experiencias y llegar a entender lo que implicaba ser un ser humano. Dado queÉl experimentó los desafíos de poseer un cuerpo mortal, sintió hambre, pena, preocupación y gozo, Él comprendió mejor nuestras vidas y motivaciones. Se tornó más fácil para Él el comprender las pruebas y tentaciones que enfrentamos. Esto le proporcionó un completo entendimiento y la compasión necesaria para comprender de qué manera podemos ser juzgados justamente.

Su sufrimiento, el cual de manera voluntaria soportó, fue un regalo para nosotros, uno de los muchos grandes y eternamente importantes actos de de sacrificio a favor de Sus hermanos y hermanas.

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