El relato de los reyes magos, o sabios, es una conocida y querida parte de la historia de Navidad. Sin embargo, el relato de Mateo simplemente dice que cuando Jesús nació, “vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”, sin especificar cuántos fueron, exactamente quiénes eran, de dónde vinieron, o que eran reyes. El tradicional número de tres sabios surgió debido a la asociación de un rey por cada regalo dado al niño Jesús (oro, incienso y mirra). La identificación de estos “reyes”, como Baltasar, Melchor y Gaspar no data de antes del sexto siglo. El historiador Herodoto primero utiliza el término griego magoi para referirse a una casta sacerdotal entre los medos y los persas, que eran notables como intérpretes de sueños. Más tarde, asociado con los sacerdotes de la religión zoroástrica, magoi también se utilizaba para describir varios tipos de adivinos y hombres sabios del este, incluyendo a los astrónomos Babilónicos conocidos como Caldeos. En el período romano, el término latín magi fue utilizado para toda una gama de profesionales, desde adivinos y los más respetables astrólogos a magos y charlatanes. A pesar de que algunos estudiosos han sugerido que los reyes magos pueden haber sido judíos de Babilonia o de algún otro lugar de la zona oriental de Diáspora, las primeras representaciones artísticas de los Reyes Magos los retratan con atuendos persas u otro tipo de vestimenta oriental. Algunos de los primeros escritores cristianos vieron a los Reyes Magos como magos que aceptaron rápidamente la superioridad de Cristo y renunciaron a sus artes mágicas para venir y adorarlo. Otros los vieron como lo mejor de los sabios paganos que fueron inspirados por sus conocimientos de astronomía para reconocer las señales del nacimiento de Cristo.
Muchos estudiosos ven la insistencia de los judíos seguidores de Mateo como una señal de que este Evangelio fue escrito principalmente para los judíos y judíos cristianos. Por lo tanto, si los Reyes Magos eran en realidad gentiles en vez de judíos de la región oriental de la Diáspora, ellos se unen a la mujer de la genealogía Mateana, la mujer Sirofenicia, y al centurión al pie de la cruz como figuras que demuestran la inclusión de los gentiles en el mensaje cristiano en el Evangelio de Mateo.