Gordon B. Hinckley, un antiguo profeta mormón, habló de la importancia de las piedras angulares en la religión mormona. Destacó cuatro piedras angulares, partes esenciales de la fe. Para ayudar a los oyentes a comprender por qué las piedras angulares son importantes en la religión mormona, él habló de una tradición asociada a los templos mormones:

“En cada nuevo templo hemos realizado una ceremonia de colocación de la piedra angular, siguiendo una tradición que se remonta a tiempos antiguos. Antes del uso general del concreto, los muros de los cimientos del edificio se construían con grandes piedras. Se cavaba una zanja en la que se colocaban piedras como zapatas. A partir de un punto de partida, se levantaba la pared en dirección a una piedra angular, donde se cambiaba el sentido y se continuaba la pared hasta la siguiente esquina, donde se colocaba otra piedra angular para continuar con otra pared se iba hasta la siguiente esquina, y desde allí hasta el punto de partida. En muchos casos, entre ellos la construcción de los primeros templos en la Iglesia, se utilizaron piedras angulares en cada punto de unión de las paredes y se procedía a su colocación con una ceremonia. A la piedra final se la denominaba “piedra angular principal” y su colocación se convirtió en el motivo de mucha celebración. Con esta piedra angular en su sitio, el cimiento estaba listo para la superestructura”.

Luego el se refirió al comentario de Pablo en el Nuevo Testamento, sobre las piedras angulares:

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; (Efesios 2:19-21)

Cuando cada una de las piedras angulares está debidamente unida, el edificio permanece firme y fuerte, capaz de soportar pruebas y tensión. De la misma manera, una iglesia que está debidamente edificada sobre piedras angulares también puede resistir los desafíos del mundo. Cuatro creencias mormonas constituyen la piedra angular de la iglesia.

La piedra angular más importante en un edificio se llama piedra angular principal. En la iglesia, esa piedra angular, por supuesto, es Jesucristo, como explica Pablo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a veces denominada Iglesia Mormona en conversaciones casuales, es la Iglesia de Jesucristo. Es por esta razón que el verdadero nombre de la Iglesia tiene Su nombre en el centro del mismo. Es a través de Jesucristo que nos salvamos y le debemos nuestra propia vida eterna. Cada una de las otras piedras angulares está relacionada con la piedra angular principal.

La segunda piedra angular es José Smith. La historia moderna de los mormones comenzó cuando José Smith tenía catorce años y no sabía a qué iglesia debía unirse. Leyó un pasaje de las escrituras escrito por Santiago, el hermano de Jesús:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5, versión del Rey Santiago de la Biblia)

Reconociendo la sabiduría en este consejo, José entró en el bosque a orar, y fue visitado por Dios y Jesucristo. Jesús responde a su pregunta. En años posteriores, un ángel guía a José en la preparación para la restauración del evangelio. Lea más acerca de José Smith.

La tercera piedra angular es el Libro de Mormón. De este libro, el Presidente Hinckley dijo: la evidencia de su veracidad y validez en un mundo que tiende a exigir evidencia, no yace en la arqueología ni en la antropología, aunque el conocimiento de éstas ciencias podría ser de ayuda para algunos, ni en la investigación lingüística ni el análisis histórico, aunque éstos podrían servir para confirmarla. La evidencia de su veracidad y validez yace dentro del libro mismo. La prueba de su veracidad yace en la lectura del libro mismo. Es un libro de Dios. Los hombres razonables han llegado a saber, por un poder que sobrepasa sus sentidos naturales, que es verdadero, que contiene la palabra de Dios, que traza las verdades salvadoras del Evangelio sempiterno, que apareció “por el don y el poder de Dios…para convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo” (Portada del Libro de Mormón).

Aquí esta, se debe explicar. La única explicación posible de su origen es la que relató su traductor. Es un tomo compañero que va de la mano con la Biblia y se yergue como otro testimonio a una generación incrédula de que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Es una piedra angular irrefutable de nuestra fe.

La última piedra angular es la restauración del sacerdocio. El Antiguo Testamento muestra claramente la importancia del sacerdocio en la iglesia de Dios. Dios dejó instrucciones muy específicas para el Sacerdocio Aarónico, que sólo ciertos hombres podían poseer en ese tiempo. No era abierto para todos. Con el tiempo, las reglas sobre quién podía poseerlo se han modificado para alcanzar las necesidades de Dios, pero hasta la apostasía, el sacerdocio estaba en la tierra. Cuando Dios restauró la iglesia, Él tuvo que restaurar el sacerdocio, que es la autoridad de actuar en nombre de Dios. Por medio del sacerdocio se realiza la obra más importante de la iglesia del Salvador hoy en día incluyendo el bautismo y el matrimonio.

Estas piedras angulares trabajan juntas para formar los cimientos de la Iglesia del Señor. Cada una de ellas, la escritura, el Salvador, el sacerdocio y la restauración de la verdad son encontradas en la Biblia por minuciosos buscadores. Con el Salvador como la Piedra Angular principal, el ángulo que sostiene todo junto, la iglesia del Señor puede funcionar como lo hacía en los días del ministerio terrenal del Salvador y como Dios prometió que volvería a funcionar cuando ocurrió la restauración:

20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;

21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. (Hechos 3)