Al estudiante moderno del Nuevo Testamento se le presenta una amplia variedad de posibilidades para datar los distintos libros del Nuevo Testamento. Las fechas provistas por los académicos aparecen en libros de texto y diccionarios como si se basaran en información histórica concreta; sin embargo, la mayoría de los lectores del Nuevo Testamento se sorprenderían al saber lo poco que se sabe acerca de cuándo se escribieron los libros del Nuevo Testamento.
La datación de cualquier texto de la antigüedad debe proceder desde las pruebas físicas hasta la evidencia literaria, dando la preferencia a factores históricos, tales como la ubicación de hallazgo del manuscrito, el tiempo necesario para que un texto se distribuya y el número de manuscritos encontrados. Sorprendentemente, uno de los textos al que se asigna normalmente la última fecha en el Nuevo Testamento, el Evangelio de Juan, es el primer libro avalado físicamente. El primer fragmento del Evangelio de Juan se pueden datar en el año 125 d.C. y fue encontrado en Egipto, lo que indica que el texto original debe haberse escrito antes de esa fecha. Por lo tanto, podemos concluir que el Evangelio de Juan debe haber sido escrito entre la resurrección de Jesús alrededor del año 30 d.C. y 125 d.C.; para todos los demás libros del Nuevo Testamento, este período es considerablemente mayor.
Debido a que no existe evidencia histórica precisa que datara los libros del Nuevo Testamento, los estudiosos principalmente se vuelven a las consideraciones literarias con propósitos de datación. Si, por ejemplo, un escritor de la iglesia primitiva citado de un libro del Nuevo Testamento, y si ese autor podría ser datado de forma definitiva, entonces se podría asignar una fecha comparativa al texto que está citando. Las primeras citas del Nuevo Testamento provienen de una epístola escrita por Clemente de Roma (1 Clemente) que cita de Mateo, Marcos, Lucas, y varias epístolas paulinas, incluidos los Hebreos. Esta carta puede ser fechada con bastante exactitud a los años 95-96 d.C. Por lo tanto, para varios libros del Nuevo Testamento, podemos argumentar que deben haber sido compuestos antes de la última década del primer siglo y también haber circulado hacia el oeste hasta Roma.
Las citas internas, las provistas por un autor del Nuevo Testamento de otro autor, también proporcionan importantes pistas. Mateo y Lucas citan el Evangelio de Marcos (Marcos 12:1-12 fue citado y modificado para reflejar la muerte de Jesús fuera de los muros en Mateo 21:33-39 y Lucas 20:9-15), y 2 Pedro cita la epístola de Judas (porciones de Judas 1:6-13 se cotan en 2 Pedro 2:1-22). Esta información puede entonces ser utilizada para fechar los evangelios y epístolas comparativamente; Marcos debe preceder a Mateo y Lucas, y Judas debe haber sido escrito antes de Pedro.
Una segunda consideración interna es si el texto hace alguna referencia a acontecimiento, persona, o grupo históricos. Por ejemplo, Hechos sitúa a Pablo en Corinto cuando Galio (51-52 d.C.) fue gobernador (Hechos 18:12), 1 Juan hace referencia a un herejía que se puede fechar, llamada Docetismo (c. 90 d.C.), y Lucas sitúa el nacimiento de Jesús en el momento del censo de Quirino “Cirenio” (Lucas 2:2). Datar un acontecimiento en el texto proporciona una fecha después de la cual se debe haber compuesto el texto, normalmente referida por los estudiosos como el terminus ante quam, el punto antes de que un texto se haya escrito, y el terminus post-quam, el punto después del cual de ha escrito un texto. Por lo tanto, algunos especialistas concluyen que 1 Juan debe ser datado después del año 90 d.C. a causa de una referencia histórica interna.
acabo de leer y realmente me sietnto muy complacida de esta respuesta; los felicito porque siempre uno conserva dudas internas