Marcos, más que cualquier otro escritor, conserva un punto de vista de la humanidad de Jesús en las narrativas de la Pasión. Su oración en Getsemaní puede ser el mejor ejemplo: “¡Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa” (Marcos 14:36). A lo largo de su narrativa, Marcos informa a todos los que oyen la historia que Jesús necesitaba dormir, comer, estar solo y, por supuesto, orar-hacer estas cosas es de humano.
Si la narración de Marcos está basada en las memorias de Pedro, podemos estar viendo una descripción gráfica basada en las propias recolecciones de Pedro. Si es así, podemos apreciar el franco retrato que aquí se presenta, el cual es particularmente crítico del mismo Pedro. Se debe recordar que el verdadero nombre de Pedro era Simón. Jesús le dio el nombre de Pedro (del griego o latín) o Cefas (del hebreo o arameo), que significa “roca o piedra”. Marcos siempre se refiere a Pedro por el nuevo nombre que Jesús le dio hasta este punto, donde Jesús dice: “Simón, ¿duermes?” (Marcos 14:37, énfasis agregado). Tal vez el uso de Jesús de Simón en lugar de Pedro es significativo, revelando que Pedro aún no se había convertido en la roca.
Marcos retrata la agonía de Jesús en Getsemaní en un lenguaje claro y conmovedor. Jesús es el Hijo de Dios, pero aún Él está dotado con el deseo humano de vivir, de evitar el sufrimiento y la muerte. El nombre que utiliza Jesús en su grito a Dios, Abba (Padre), aumenta el patetismo de esta trágica escena. Otra traducción de la Biblia llega al punto de una manera diferente, que nos puede ayudar, no sólo a sentir lo que la Escritura dice, sino también a entenderla mejor: “Se llevó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. ‘Mi alma está muy triste, hasta la muerte’, les dijo, ‘Quedaos aquí y velad’. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que, si fuera posible, pasara de él aquella hora. Y decía: ‘¡Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú’” (Marcos 14:33-36).