Mi madre odiaba a su madre, me contaba algunas de las cosas horribles que su madre le decía cuando era pequeña. Mi abuela vivía en Filadelfia y fue separado de todos, excepto mi tío y él apenas podía tolerarla. Habíamos comenzado nuestra vida de familia en el este, pero nos mudamos al oeste y mi madre se negó a tener cualquier contacto con mi abuela. Nunca en mi vida habría de conocerla, e iba a vivir toda mi vida sin conocerla. Una vez llegó una tarjeta por el correo. “Mi dulce hija querida”, decía ella. Mi madre montó en cólera y llamó por teléfono a mi tío. “Averigua lo que quiere”, gritó, “¡y encárgate de ello!” Él lo hizo. Supongo que quería dinero.

El trastorno narcisista de la personalidad se da por la crianza y no por naturaleza y mi madre lo tenía, aunque no fui capaz de encontrar un nombre para su problema hasta que fui abuela. Todo era culpa de los demás, no el suyo, y ella tomaba el crédito por todo lo bueno. No es que no hubiera buenos momentos, pero sus tres hijos y dos esposos fueron maltratados emocional y psicológicamente.

Cuando tenía dieciséis años, recibí la increíble bendición de encontrar La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Yo era bastante popular e inteligente en la escuela, tenía talentos, pero estaba vacía en gran medida y hambrienta espiritualmente. Al segundo que entré a un centro de reuniones mormón, un espíritu increíble surgió en mí, y supe que había encontrado el lugar que sería mi santuario y fuerza vital. Mi membrecía en la Iglesia de Jesucristo me ha salvado de muchas cosas. Era 1962, y los principios del Evangelio, me salvaron de las turbulentas mareas de los años sesenta––”amor libre”, las drogas para la expansión mental, y otros comportamientos destructivos que irrumpieron en la escena social durante la década.

Cuando me casé, me di cuenta de que era competente como esposa, cariñosa y divertida, pero era una completa cobarde en cuanto a dar una opinión de importancia. Tenía tanto miedo de ser mi madre, que me convertí en todo lo contrario. He trabajado para mejorar mi propia imagen, aun cuando mucha gente me admiraba por mi talento e intelecto. Yo aprendí directamente de mi Padre Celestial que el auto desprecio no es humildad. La humildad permite que Dios le enseñem que llegue a usted. Es necesario progresar en el evangelio. El auto desprecio le detiene en su recorrido.

A través de los años me esforzaría por perdonar y tener una sana imagen de mí misma, asegurándome absolutamente que mis hijos no serían víctimas de una madre mentalmente enferma. La Iglesia de Jesucristo tiene un nombre para las personas que dejan estas conductas heredadas de sus familias y cambian las cosas. Se les llama “salvadores en el monte de Sión”.  No sólo criaría hijos con una imagen saludable de sí mismos que pudieran amar a su madre, los criaría en la Verdadera Iglesia, con las bendiciones que mis antepasados ​​nunca conocieron. Yo estaba teniendo éxito, estaba haciendo un buen trabajo.
Yo era una madre y una abuela que estaba haciendo bien y empecé un pequeño negocio que exigía la venta. Estaba bien durante el día, pero me resquebrajaba en la noche. En mis sueños, no podía encontrar un baño, lavar los platos, barrer la casa. Era una completa incompetente como ser humano. ¿Por qué era todo un desastre?

Busqué respuestas del Señor en las manos del sacerdocio. El “sacerdocio” en el Mormonismo se define como el poder y la autoridad para actuar en nombre de Dios. Todos los hombres dignos de la Iglesia de Jesucristo pueden ejercer este sacerdocio. Ya que la Iglesia tiene un clero laico, utilizan el sacerdocio para administrar los asuntos de la Iglesia ya que están llamados a hacerlo, pero también usan este poder y autoridad en sus propios hogares. Un esposo y padre en el sacerdocio puede poner sus manos sobre la cabeza de su esposa e hijos para darles una “bendición del sacerdocio”. Yo busqué una bendición del sacerdocio de mi esposo. Esas bendiciones pueden curar o dar consuelo, y otorgar revelación de Dios. El poseedor del sacerdocio es un conducto a través del cual Dios puede hablarnos.

Yo esperaba que Dios me dijera si la empresa a la que me dedicaba era aprobada por él. Pensé que esto podría resolver mi problema que tal vez Él podría animarme y de esta manera podría estar más segura. Sin embargo, me elogió por el amor y el perdón que había ejercido durante toda mi vida. Y entonces Él me sanó del abuso psicológico en el que había sido criada. Esta bendición fue completamente inesperada. Me asombró.

Tengo que decirle. Yo había pensado que estaba bien, no sabía que necesitaba sanación. Estaba viviendo mi vida, criando a mis hijos y lo estaba haciendo bien.

Sin embargo, durante las próximas dos semanas, sentí un cambio físico. Era como si tuviera un millar de pequeñas represas dentro de mi cuerpo y se fueron disolviendo una a una. La energía espiritual fluía a través de mí sin impedimentos. Cuando el proceso se completó estaba ilesa por completo. Varias cosas sucedieron. Todas mis defensas se disolvieron. Me preocupaba que fuera demasiado vulnerable o demasiado “en tu cara”. Era simplemente yo, “ahí fuera”, en frente, sin máscaras, sin ilusiones. Empecé a sentir dolor por los miles de millones de personas heridas en el mundo. Qué raro debe ser para alguien estar en mi nueva condición.

Mi esposo tuvo que adaptarse un poco a la “nueva yo”. Era más directa al ofrecer mi opinión sobre las cosas, aunque mi bondad natural y paciencia era como las que siempre había tenido.

jesucristo-mormón4Para aquellos cuyos seres queridos han muerto dejando un desastre emocional detrás, voy a decirles algo que he aprendido. Mis padres habían muerto cuando recibí esta sanación y habían diseñado todo el asunto. Tuve otras experiencias espirituales para confirmar esto. La vida en la Tierra termina con muchas cosas sin conciliar. La gente deja esta vida con ideas equivocadas y relaciones rotas. Puedo dar testimonio de que pasa  mucho en la otra vida para arreglar estas cosas y la sanación puede ocurrir, si hacemos un llamado al Gran Médico, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Él guio a mis difuntos padres, quienes a su vez, le suplicaron intervenir en mi caso. Cuán emocionada estoy ahora de reunirme con ellos al final de mi propia vida en la tierra.

 Recursos adicionales:

Creencias mormonas básicas y mormones reales

El significado de la vida

Asista a un servicio de adoración con los mormones

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