Apropiadamente, nuestro primer testigo del nacimiento de Cristo del Nuevo Testamento es un mensajero de la presencia de Dios. Adecuadamente, hace su primera aparición en el templo a un fiel sacerdote de la orden Aarónica, el que desempeña la función ritual de quemar incienso en el altar en el lugar santo en nombre de su nación. En el cumplimiento de este deber, Zacarías representó la fe combinadade Israel. Su oración era la oración de ellos, y esa oración era por una eterna liberación de todos sus enemigos a manos de su Mesías prometido. Las llamas ascendentes del incienso simbolizaban la ascensión de esa oración unida. Como Zacarías oró en el lugar santo, sus compañeros sacerdotes y todos dentro de las paredes del templo unieron su amén a su llamado.

Angel-Gabriel-Mary-MormonEn respuesta a la oración de Israel, un “ángel del Señor” se apareció ante Zacarías. Se paró “a la derecha del altar del incienso” y se identificó como Gabriel, el que estaba “delante de Dios” (Lucas 1:11, 19). Por revelación moderna sabemos que Gabriel sería Noé, quien “está próximo en autoridad a Adán en el Sacerdocio” y mantendría las llaves de la restauración de todas las cosas”. Las llaves en poder de Gabriel lo convirtieron en un Elías para preparar el camino ante el Señor (D. y C. 27:6-7). El nombre Gabriel, por el cual Noé ejerce sus funciones angelicales, significa “hombre de Dios,” aunque se ha interpretado como “Dios es mi campeón” o “Dios se ha demostrado valiente” (The Interpreter’s Bible, (La Biblia del Intérprete), Nueva York, Abingdon Press, 1967, 6:487).

Se menciona a Gabriel dos veces en el Antiguo Testamento; ambos casos son apariciones a Daniel. La primera fue para interpretar la visión de Daniel del carnero y el macho cabrío y la segunda fue mientras Daniel oraba, confesando sus pecados y los de su pueblo. En el segundo caso, Gabriel reveló que, después de setenta semanas (un símbolo por un período de tiempo desconocido), Israel y Jerusalén serían restauradas y habría una expiación por sus pecados. Gabriel prometió que una eterna justicia se lograría en su nombre (Daniel 8-9).

Seis meses después de su visita a Zacarías, Gabriel también visitó a María para anunciar a la hermosa joven virgen de Nazaret que ella iba a ser la madre del Hijo de Dios (Lucas 1:26, 32). Así, el patrón de las visitas de Gabriel parece ser de “compañero-siervo” de los Santos, portando mensajes de consuelo y buenas nuevas.

Tanto en las tradiciones judías como en las cristianas, se habla de Gabrielcomo arcángel. La Ascensión de Isaías anuncia “Gabriel, el ángel de Dios, y Miguel, jefe de santos ángeles”, como los dos ángeles que abrirían el sepulcro de Cristo. La teología judía da a Gabriel un segundo lugar al de Miguel, al igual que los Santos de los Últimos Días. Nosotros, por supuesto, sabemos que Miguel sería Adán (Doctrina y Convenios 27:11).

En cuanto a Lucas sobre la aparición de Gabriel y la profecía de Zacarías, nos vemos obligados a decir que la historia es perfecta. ¿Qué más apropiado podría ser el anuncio del nacimiento del Hijo de Dios que por un Elías celestial, alguien de la misma presencia de Dios? Alguien que viene primero para consagrar el nacimiento del Elías terrenal que anunciará al Mesías a la nación escogida. ¿A quién se le debería aparecer nuestro emisario celestial? ¡Cómo!, a un sacerdote, claro, porque el propio oficio sacerdotal era una profecía de que el Hijo de Dios vendría. ¿Qué hay del lugar? Jerusalén debe ser nuestra respuesta: la ciudad santa de la cual iría la palabra. ¿A qué hora del día este anuncio del cielo vendría? A la solemne hora de la oración pública, hora designada para que los de fe suplicaran a los cielos que su Mesías sea enviado. Y, por último, ¿qué señal lo confirmaría? El que Zacarías quedase mudo. ¿Qué mejor símbolo del día en que todas las lenguas que no creyeran serían silenciadas?

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