Bible-book-Mormon¿Es importante estudiar las Escrituras? ¡Creo fervientemente que lo es! Como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (algunas veces equivocadamente llamada la “Iglesia Mormona“), sigo el consejo de nuestros profetas de estar inmersa en las Escrituras todos los días. Sé que la Biblia y el Libro de Mormón son la palabra de Dios, nos entregan las enseñanzas de Cristo, y las mismas palabras que tenemos ante nosotros pueden cambiar las almas.

En un libro titulado Be Not Afraid—Only Believe (No temas, cree solamente), escrito por Ted L. Gibbons y publicado en 2009 por Cedar Fort, Inc. (pp 136-137), Gibbons enseña el poder del estudio de las Escrituras y cómo puede bendecir al lector con protección y fortaleza:

Escrituras que se caen a pedazos

Boyd K. Packer enseñó: “Si [ustedes] están familiarizados con las revelaciones, no hay pregunta, personal, social o política o laboral, que tenga que quedar sin respuesta. En ellas está contenida la plenitud del evangelio eterno. Allí nos encontramos con los principios de la verdad que resolverán toda confusión y todo problema y todo dilema que enfrentará la familia humana o cualquier individuo en ella”.2

El presidente Packer nos ayuda a entender la seguridad de aquellos que se aferran a la barra de hierro. Que esté hecha de hierro debe decirnos algo acerca de ella. La barra no es de goma o de plástico o de chocolate o de arcilla. ¡Es de hierro! No se va a doblar o estirar para acomodarse a nosotros en nuestras andanzas, pero si nos aferramos fuerte nos llevará a donde tenemos que ir en cada parte de nuestras vidas. Esa barra de hierro nos impedirá caer al río de la inmundicia, que es lo más profundo del infierno, nos impedirá vagar sin rumbo en medio de las tinieblas, que son las tentaciones del diablo, y nos impedirá entrar en ese edificio grande y espacioso, que representa el vanas imaginaciones y el orgullo de los hijos de los hombres (1 Nefi 12:16-18).

Hace años asistí a una reunión sacramental en la que una mujer joven hablaba que había regresado recientemente de su misión. Como parte de su declaración de amor por la obra, ella dio testimonio del poder de las Escrituras en su vida, e hizo una declaración que no he podido olvidar. Ella dijo: “Las escrituras que se caen a pedazos por lo general pertenecen a alguien a quien no le sucede lo mismo”. Tomé una foto hace un año de un hombre que leía unas escrituras unidas con cinta aislante y amor. La imprimí para colgarla en mi pared, y añadí estas palabras: “Las escrituras que se caen a pedazos por lo general pertenecen a alguien a quien no le sucede lo mismo” Los libros de escrituras pueden desmoronarse, pero sus mensajes nunca lo harán. Son mensajes a nosotros de nuestro Padre. Son una barra de hierro.

He pasado más de treinta años enseñando las Escrituras y viendo el impacto de sus mensajes en las vidas de los jóvenes de Sión. He llegado a saber que lo que escuché de esa joven es verdad. Hace poco culminaron mis años de servicio como obispo de un barrio de jóvenes adultos solteros. En el transcurso de ese servicio, llevé a cabo cientos de entrevistas, muchas de ellas con los jóvenes Santos de los Últimos Días luchando por obedecer los mandamientos, incluyendo la ley de castidad. Cuando me sentaba con estos humildes y maravillosos jóvenes, a menudo lloraban y les daba un consejo, casi siempre les preguntaba sobre su relación con las escrituras. No recuerdo una sola entrevista en más de cuatro años en la que alguien que estaba trabajando bajo el peso de una transgresión moral informara que antes de su rebelión haya estado participando de forma regular, en el estudio concienzudo y diario de las Escrituras. “Las escrituras que se caen a pedazos por lo general pertenecen a alguien a quien no le sucede lo mismo”. Nefi enseñó a sus hermanos mayores que la barra de hierro “era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción” (1 Nefi 15:24).

Al navegar por las autopistas de la mortalidad, se nos invita a mantenernos firmes en la Palabra de Dios, que es como una inflexible e irrompible varilla metálica que guiará nuestras manos y nuestros pies y hablará a nuestros corazones.

escrituras-mormonasDoy testimonio de que estas cosas son verdaderas. El estudio de las escrituras de la Biblia y el Libro de Mormón (libros compañeros) me ha dado protección y fuerza para poder resistir los dardos de fuego del adversario. Y me ha dado valor para vivir los caminos de Dios y ser llena de alegría a causa de Su plan. Quiero hacer que los hombres, como William Tyndale, que dieron sus vidas para que podamos tener las palabras de Dios en la palma de nuestras manos, estén orgullosos. Los invito a hacer lo mismo, determinémonos a nunca dejar que nuestras escrituras se cubran de polvo en los estantes. Y comprometámonos a aplicar este principio mencionado por un miembro de la Primera Presidencia de la Iglesia Mormona, Dieter F. Uchtdorf, ” Las palabras que se encuentran en las Escrituras… son para “aplicarlas a nosotros mismos” (“Su potencial, Su privilegio“, Liahona, Mayo de 2011).

Yo sé que las Escrituras nos pueden ayudar en cada situación que en las que estemos. El Libro de Mormón testifica de esta verdad, en 2 Nefi 32:3, “Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por lo que declaran las palabras de Cristo. Por tanto, os dije: Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer”. Se ha dicho antes que hablamos con Dios mediante la oración, y Él nos habla a través de Sus escrituras. Sé que esas palabras son más que tinta negra, las historias, los principios y las verdades de la eternidad cobran vida a medida que avanzamos en las sagradas escrituras en busca de la verdad.

Este artículo fue escrito por Ashley Bell, miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Recursos Adicionales:

La Santa Biblia en el mormonismo

Jesucristo en el mormonismo

Versión en Inglés de este artículo

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