La BYU (Universidad Brigham Young) es administrada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a menudo erróneamente llamada la “Iglesia Mormona”. Los estudiantes de la BYU toman casi un semestre de clases de religión espiritualmente edificantes y estimulantes.
En esta serie (ver más abajo), los estudiantes matriculados en las clases de estudio de las Escrituras han compartido sus pensamientos, ideas y reflexiones sobre el Libro de Mormón en formas de cartas a personas que conocen. Les invitamos a echar un vistazo a sus epifanías y descubrimientos a medida que profundizan en las Escrituras.
Con la publicación de estas cartas, cumplimos su deseo de hablar con todos nosotros sobre la importancia, el poder y la belleza del Libro de Mormón, un segundo testimonio de Jesucristo y complemento de la Biblia. El Libro de Mormón contiene la historia religiosa de un grupo de israelitas que se establecieron en la antigua América. (Los nombres que utilizan son los de los profetas que enseñaron a los pueblos del Libro de Mormón a esperar la venida de Cristo, Nefi, Lehi, Alma, Helamán, y otros nombres desconocidos. Esperamos que esos nombres se hagan más familiares para ustedes a medida que lean sus palabras inspiradoras y sientan la importancia y la divinidad de sus mensajes a través de estas reflexiones.)
Hágannos saber si les gustaría recibir su propia copia digital del Libro de Mormón, y/o si estos mensajes los alientan y ayudan espiritualmente también.
Jesucristo: Ser Perdonado
Al leer la lectura de preparación (Alma 35-36) esta semana para la clase, me quedé con una pregunta. La pregunta más grande que tenía que realmente quería que fuera respondida era “¿Cómo puede ser Jesús realmente mi Salvador?” Siempre he sabido que Jesucristo es el Salvador del mundo, pero yo quería saber cómo podía ser MI Salvador y salvarme de las pruebas y tribulaciones únicas que experimento. He encontrado la respuesta a mi pregunta en Alma 36.
En los versículos 18 al 20 del capítulo 36 leemos:
18) Y al concentrarse mi mente en este pensamiento, clamé dentro de mi corazón: ¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí que estoy en la hiel de amargura, y ceñido con las eternas cadenas de la muerte!
19) Y he aquí que cuando pensé esto, ya no me pude acordar más de mis dolores; sí, dejó de atormentarme el recuerdo de mis pecados.
20) Y ¡oh qué agozo, y qué luz tan maravillosa fue la que vi! Sí, mi alma se llenó de un gozo tan profundo como lo había sido mi dolor.
Me encantan estos versículos. Todos somos pecadores. Sí, yo peco de manera diferente que tú, y estoy seguro de tú pecas de manera diferente que yo. A pesar de ello, la aplicación de estos versículos a nuestra vida nos permite ser perdonados de nuestros pecados y ser libres. El arrepentimiento es el proceso de verdaderamente sentir dolor por los errores que hemos cometido y luego confesarlos a nuestro Padre Celestial y abandonarlos. Sé que por medio del arrepentimiento, todos podemos ser perdonados. Me he arrodillado en oración muchas veces a pedir perdón y yo sé que he sido perdonado. La sensación de paz que viene después de pedir perdón y arrepentirse verdaderamente se siente como un peso gigante que es retirado de los hombros. Testifico que Jesús realmente es tu Salvador y el mío. Él nos conoce a cada uno por separado y lo que estamos pasando. Él sufrió en la cruz para poder hacer esto. Te prometo que Él vive y te ama. Él quiere que te arrepientas y vengas a Él, para que vuelvas a vivir con Él y nuestro Padre Celestial algún día. Estoy muy agradecido por el conocimiento que tengo en mi vida y el amor que siento y dejo estas cosas contigo en el nombre de nuestro Salvador, y hermano mayor, Jesucristo, Amén.
Recursos Adicionales:
Yo Creo: Expresiones de Fe
Conozca a los misioneros mormones
Este artículo fue escrito por:
Estudiante BYU – que ha escrito 26 artículos sobre Jesucristo.