Los Evangelios Sinópticos-Mateo, Marcos y Lucas-contienen un gran número de similitudes en redacción y orden de sucesos a medida que relatan la vida de Jesús. Algunas de esas similitudes son bastante distantes, pero otros paralelos son tan importantes que parece que los autores hubieran compartido sus ideas cuando los escribieron. El desafío que han enfrentado los estudiosos ha sido el determinar la dirección de este compartir de ideas; y no existe una solución fácil que pueda explicar qué evangelio se escribió primero, segundo o tercero.
Enfrentados a este desafío, los expertos han concluido que el Evangelio de Marcos se escribió primero. Esa conclusión se basa en el hecho de que Mateo y Lucas a menudo corrigen las dificultades en la gramática y geografía de Marcos, así como el reordenamiento de sucesos como él los registra. Basándose en esta conclusión, los estudiosos han notado que Mateo y Lucas comparten un importante número de relatos que no se encuentran en Marcos, sino que sólo los comparten entre ellos. Para explicar el origen de estos relatos, o más apropiadamente refranes, los expertos tuvieron la hipótesis de que existía otro evangelio junto con el Evangelio de Marcos que Mateo y Lucas usaron como una fuente cuando compusieron sus evangelios.
Los remanentes de esa fuente hipotética se preservan en aproximadamente sesenta y cinco refranes de Jesús que Mateo y Lucas usaron cuando compusieron los relatos de sus evangelios. Los expertos llamaron a esta fuente Q, una abreviación de la palabra alemana para “fuente” (quelle). Desafortunadamente para la teoría, ningún autor antiguo se ha referido nunca a esta fuente, ni tienen algún fragmento de ella que alguna vez haya surgido de excavaciones arqueológicas o en bibliotecas antiguas. El supuestamente perdido evangelio Q es un constructo de los expertos que ayuda a explicar cómo los evangelios están genéticamente relacionados mediante las fuentes que ellos usaron cuando escribieron. Otros teorizadores prescinden en conjunto de Q, arguyendo más bien que Marcos fue primero, pero luego Lucas se prestó de Marcos y finalmente Mateo se prestó de Marcos y Lucas. Ambas hipótesis enfrentan el asunto de consistencia interna y algunas veces evidencia contradictoria.
La necesidad de explicar los evangelios en sus formas actuales como resultado de que los antiguos autores combinaran sus fuentes de esa época, es una consecuencia de la iniciativa erudita de examinar la cristiandad como un conglomerado separado de las comunidades resquebrajadas. Cada documento-el hipotético Q, Marcos, Mateo y Lucas-representa una de estas comunidades desaparecidas de antiguos cristianos. En otras palabras, los eruditos hoy ven la búsqueda para encontrar o establecer la fuente hipotética Q, como una forma de encontrar al verdadero Jesús tras las fuentes, tal como están registradas en el Nuevo Testamento.
De un modo interesante, los antiguos autores no vieron el origen de los evangelios del mismo modo; y de hecho, ellos creyeron que la Cristiandad era una descendiente literal del reino establecido por Jesús cuando Él vivió sobre la tierra. Los evangelios registran Sus enseñanzas como fueron dadas a los apóstoles y revelan cómo ellas deberían dirigir el reino después de Su muerte.
John Kloppenborg ha expresado sus propios puntos de vista sobre la importancia de Q para comprender a Jesús y por qué la búsqueda para “descubrir” Q se ha llevado a cabo tan cuidadosamente.
“Desde el punto de vista de dibujar el mapa del paisaje teológico del movimiento de Jesús, es claro que Q representa un momento importante y distintivo en la temprana teologización cristiana-en particular, porque no hay evidencia de que Q haya desarrollado un punto de vista que halle particular significado en la muerte de Jesús mismo”.
John Kloppenborg-Verbin, Excavating Q: The History and Setting of the Sayings Source-(Excavando Q: La Historia y Marco de la Fuente de los Dichos , (Minneapolis: Fortress Press, 2000),164