El élder John H. Groberg del Quorum de los Setenta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mal llamada la “Iglesia Mormona” por los medios de comunicación) relató un ejemplo de todo un país santificando el Día de Reposo:

“El pequeño reino de la isla de Tonga yace junto a la línea internacional de cambio de fecha, por lo que es el primer país del mundo en ver el alba del día de reposo. Es un país pequeño y, para la mayoría de la gente, un país pobre. Pero hace años, un sabio rey tongano decretó que el día de reposo se santificara en Tonga para siempre. La civilización moderna ha llegado a Tonga en muchas formas. Si se va entre semana a Nuku’alofa, la capital, se encuentra el habitual tráfico congestionado de camiones y autos, así como el bullicio de miles de personas haciendo sus compras acostumbradas en los bien provistos mercados y tiendas. Se ve gente haciendo cola para ver las más recientes películas y arrendar cintas videos. Se ven modernos autobuses que llevan a los turistas a tomar sus aviones jet y se ve la rapidez y la claridad de una llamada telefónica por satélite a los Estados Unidos. Las calles están atestadas de gente y el comercio es bueno. Cabría preguntarse: “¿Qué es tan diferente en esta ciudad de cientos de otras por el estilo en todo el mundo?” Pero cuando llega el domingo en el reino de Tonga, se lleva a cabo una transformación. Si se va al centro, se ven las calles desiertas: ni taxis, ni autobuses, ni aglomeraciones de gente. Las tiendas, los mercados, los cines, las oficinas, todo está cerrado. No hay vuelos de aviones, llegada ni salida de barcos, ni comercio. No hay juegos ni deportes. La gente va a la Iglesia. Tonga recuerda santificar el día de reposo.

“Estimo importante el hecho de que el primer país del mundo en saludar el santo día de reposo lo santifique. ¿Ha bendecido el Señor a este pueblo? Quizá el mundo no vea sus bendiciones, pero en lo que en verdad importa, les ha bendecido abundantemente. Les ha bendecido con el evangelio de Jesucristo y pertenece a la Iglesia un porcentaje de la población más grande que el de cualquier otro país. Hay sencillas y bien cuidadas capillas por todas partes. Pulcros y sonrientes misioneros locales se encuentran en todo lugar. Hay en Tonga un templo hermoso que cuenta con una asistencia excepcionalmente alta, en cumplimiento de las promesas hechas hace muchísimos años. Y, como es de esperar, su asistencia a las reuniones y su fidelidad en el pago del diezmo son de las más altas. Recientemente, los santos han sido bendecidos con cierta oposición bastante intensa, lo que ha producido el efecto de santificar aún más a los que sinceramente buscan la vida eterna. ¿Ama y bendice el Señor a los que santifican el día de reposo? Testifico que sí y en formas de trascendencia eterna. Testifico, además, que cuando al fin veamos las cosas en la debida perspectiva de la verdad eterna, nos asombraremos de cuan bendecidos fuimos en importantes —aunque muchas veces inadvertidos— aspectos por haber santificado el día de reposo; y para nuestro pesar, tal vez comprendamos de cuántas e innumerables bendiciones nos habremos privado por no haberlo santificado con constancia. Hay una conexión directa entre la debida observancia del día de reposo y la verdadera reverencia a Dios, lo cual incluye la obediencia a sus demás mandamientos. No todos podemos vivir en Tonga, pero todos podemos santificar el día de reposo y recibir las bendiciones que por ello se logran; y las recibimos dondequiera que vivamos, individual y colectivamente.[1]

jesus-mormonEl principio del Día de Reposo es que es el día del Señor, apartado cada semana para descansar, adorar y actividades dignas. En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo del convenio de Dios guardaba el Día de Reposo el séptimo día de la semana, debido a que Dios descansó en el séptimo día cuando había creado la tierra. Después de la resurrección de Jesucristo, lo cual ocurrió en el primer día de la semana, los discípulos del Señor empezaron a guardar el Día de Reposo en el primer día de la semana, el cual era domingo (Hechos 20:7).

El Señor enfatiza la importancia de guardar el Día de Reposo, en los diez Mandamientos:

“Acuérdate del día del reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8-11).

El Señor le dijo a Moisés que el guardar el Día de Reposo era un signo entre Él y Su pueblo del convenio. (Éxodo 31:13).

En tiempos modernos, el Señor nos ha mandado a nosotros, Su pueblo, a continuar guardando el Día de Reposo en D. y C. 59:9-10:

“Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque, en verdad, éste es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo”.

Entonces, en primer lugar, para santificar el Día de Reposo, el Señor requiere que nosotros nos mantengamos ‘sin mancha del mundo’ al esperar que nosotros nos alejemos de los lugares mundanos en el Día de Reposo y a vestirnos apropiadamente con prendas que estén ordenadas, limpias y propicias para el Espíritu del Día de Reposo, o lo que llamamos la “mejor ropa de domingo”. El fallecido profeta mormón, Gordon B. Hinckley, ha dicho que:

“No hay nadie en esta Iglesia que tenga por que comprar muebles el día domingo; no hay necesidad. No hay nadie en esta Iglesia que tenga que comprar un automóvil el domingo, ¿no es verdad? No hay nadie en esta Iglesia que, con un poco de organización, tenga que ir a comprar comestibles los domingos. No… No hay por que comprar helados los domingos…  No hay motivo para convertir el domingo en un día de comercio… No creo que debamos patrocinar los negocios en el día de reposo. ¿Por qué abren ese día? Para obtener clientes. Y, ¿quienes son esos clientes? Bueno, no son únicamente aquellos que no son miembros de la Iglesia. Ustedes saben que es así y yo también lo sé” (Regional Training Meeting for Priesthood Leaders) Entonces, hermanos y hermanas, podemos evitar salir de compras los domingos preparándonos con anticipación.

En segundo lugar, el Señor nos instruyó que vayamos a la casa de oración en Su día. Asistir a la iglesia y participar del sacramento son puntos básicos para santificar el Día de Reposo. Cuando lo hacemos, experimentaremos una cercanía a nuestro Señor y Salvador. Muchos mormones activos sienten que si no van a la Iglesia por sólo un domingo, se sentirán como si algo les faltara en su vida; sabrían que necesitaban recargar sus baterías espirituales para ayudarlos a enfrentar los desafíos de la semana siguiente. El Día de Reposo es para que nosotros podamos renovar y fortalecer nuestro ser de manera física, mental y espiritual. Es también para protegernos del mal a nuestro alrededor.

En tercer lugar, el Señor también nos ha mandado descansar de nuestras labores en este día. En hebreo, Sabbath significa “descanso” o cese de labores”. Debemos guardar al Señor y Su obra en nuestros corazones y mentes por medio de la oración y el estudio de las escrituras, no sólo a diario, sino también necesitamos un día entero para centrar nuestra atención y nuestros corazones en Él por completo; para descansar de nuestras cosas terrenales que puedan convertirse en nuestra prioridad. Hacemos esto al buscar acercarnos más a Dios, adorando a Dios, y sirviendo a los demás. Porque el Señor continuó en D. y C. 59:12,

“pero recuerda que en éste, el día del Señor, ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor”.

Las ofrendas son entregas, ya sea de tiempo, talentos o recursos, que damos en servicio a Dios y a nuestro prójimo.

El fallecido profeta mormón Spencer W. Kimball, dio las siguientes sugerencias para guardar apropiadamente el Día de Reposo:

“El día de reposo es un día santo en el cual hay que hacer cosas dignas y santas. Abstenerse del trabajo y del recreo es importante, pero insuficiente. El día de reposo exige pensamientos y hechos constructivos, y si uno solamente está ocioso sin hacer nada, está violando el día de reposo. A fin de observarlo, uno estará de rodillas orando, preparando lecciones, estudiando el evangelio, meditando, visitando a los enfermos y afligidos, durmiendo, leyendo cosas sanas y asistiendo a todas las reuniones en las que debe estar ese día. El dejar de hacer estas cosas pertinentes constituye una transgresión del lado de la omisión” (El Milagro del Perdón [1969], 96-67).

Además, Jesús mismo ha mostrado con Su ejemplo cómo podemos santificar el Día de Reposo: podemos ayudar a los demás en el Día de Reposo, como hizo Él (Mateo 12:10-13), cuidar de las necesidades básicas y aliviar el dolor (Lucas 13:11-16); e incluso rescatar a seres vivientes del peligro (Lucas 14:5). Jesús mostró que la clave para guardar apropiadamente el Día de Reposo, así como la clave para obedecer todos los principios del evangelio, se encuentra en nuestros corazones. Cuando amamos al Señor, querremos santificar el Día de Reposo. Por lo tanto, la obediencia a los mandamientos es una expresión de nuestro amor a Dios.

Santificar el Día de Reposo es un mandamiento que llega con una promesa, como se declaró en D. y C. 59:16:

“De cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la tierra;”

El tener el beneficio de todas las creaciones de Dios es una promesa importante. El Señor recompensa a todos los que obedecen Sus mandamientos, en ocasiones económicamente y otras en bendiciones que Él considere mejor ofrecernos, tales como protección como personas, familias, comunidades y naciones. El élder H. Aldridge Gillespie de los Setenta enfatizó que:

Las promesas que el Señor hace a los que santifican el día de reposo se exponen de manera tan clara en las Escrituras que nos hacen pensar: “¿Por qué querría alguien privarse de esas bendiciones por los placeres vulgares y pasajeros del mundo?” Escuchemos de nuevo las palabras de Jehová que descienden del monte Sinaí: “Guardad mis días de reposo, y tened con reverencia mi santuario. Yo Jehová. ‘Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos. . . y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo’”.[2]

Los mormones activos encuentran que es de ayuda cuando decidimos tomar esta posición temprano en la vida más que esperar hasta que enfrentemos una decisión a la fuerza en el camino. Nuestro amado profeta, el presidente Thomas S. Monson, dio el ejemplo del hermano Clayton M. Christensen, un miembro de la Iglesia de Jesucristo que es profesor de administración de negocios en la facultad de negocios en la Universidad de Harvard.

Cuando tenía dieciséis años de edad, el hermano Christensen decidió, entre otras cosas, que no jugaría deportes en domingo. Años más tarde, cuando asistió a la Universidad Oxford en Inglaterra, jugó de centro en el equipo de baloncesto. En la temporada de ese año habían salido invictos y Ganaron fácilmente los partidos en el campeonato, clasificándose entre los cuatro finalistas. Fue entonces que el hermano Christensen se fijó en el calendario y, para su consternación, vio que el último partido estaba programado para un domingo. Él y el equipo se habían esforzado mucho para llegar hasta ese punto, y él era el centro de los jugadores que inician el partido. Fue a hablarle al entrenador sobre su dilema, quien se mostró indiferente y le dijo al hermano Christensen que esperaba que participara en el juego. Sin embargo, antes del partido final, se jugaría una semifinal. Lamentablemente, el centro de los suplentes se había dislocado el hombro, lo que aumentó la presión para que el hermano Christensen jugara en el último partido. Se fue al cuarto del hotel y se arrodilló para preguntarle a su Padre Celestial si estaría bien, si sólo por esa vez, jugaba en domingo. Dijo que antes de terminar de orar, recibió la respuesta: “Clayton, ¿para qué me lo preguntas? Ya sabes la respuesta”.

Fue a donde estaba el entrenador para decirle que lamentaba mucho que no jugaría en el partido final. Después fue a las reuniones dominicales del barrio local mientras su equipo jugaba sin él. Él oró fervientemente para que ellos tuvieran éxito, y ellos ganaron. Esa difícil y trascendental decisión se tomó hace más de treinta años. El hermano Christensen ha dicho que, con el transcurso del tiempo, considera que fue una de las decisiones más importantes que ha tomado. Hubiera sido muy fácil haber dicho: “Como sabrá, en general, santificar el día de reposo es el mandamiento correcto, pero en mi particular circunstancia atenuante, está bien, sólo por esta vez, si no lo hago”. No obstante, dice que toda su vida ha llegado a ser una serie interminable de circunstancias atenuantes, y que si hubiera hecho una excepción sólo aquella vez, entonces la próxima vez que hubiera surgido algo que fuera sumamente difícil e importante, hubiera sido mucho más fácil volver a hacer otra excepción. La lección que aprendió es que es más fácil cumplir los mandamientos el 100 por ciento del tiempo que un 98 por ciento del tiempo” (Presidente Monson: “Los tres aspectos de las decisiones”).

Una mormona de Penang, Malasia, recuerda una historia de su propia experiencia de trabajo. Ella recordó un tiempo en que se le pidió trabajar un domingo como maestra de ceremonias para el Día Deportivo de la Facultad. Ella le informó a su maestro a cargo que si hubiera sido en cualquier otro día, estaría más que contenta de hacerlo. Pero dado que era en un domingo, no podría hacerlo, porque estaría en la iglesia asistiendo a sus reuniones y ella no trabajaba los domingos si podía evitarlo. La mayoría de sus colegas estuvieron disgustados y la vieron como una persona que no cooperaba ni ayudaba. Muchos de ellos eran cristianos también, y sus iglesias les permitían trabajar los domingos, ¿por qué su iglesia no se lo permitiría? Eso fue hacer tres años. Sin embargo, hace sólo dos semanas, este mismo maestro que le pidió ser la maestra de ceremonias del Día Deportivo había aceptado de que ella no trabajara los domingos e incluso le explicó a los padres que la querían como tutora de sus hijos los domingos diciéndoles de parte de ella que, “cualquier otro día estaría bien para la Maestra Caitlin, pero ella no trabaja los domingos porque ese día ella lo pasa en la Iglesia”. Así que, a veces, las bendiciones pueden no ser inmediatas y ceñirnos a nuestras creencias puede incluso aislarnos o exponernos al ridículo o requerir de sacrificios difíciles, Pero con el tiempo, algunas personas comprenderán nuestra posición.

Cuando no guardamos este importante mandamiento, somos como los hombres ricos tontos en las escrituras que colocaron lo que más importa a merced de lo que importaba menos. Este consejo fue dado a los mormones por la Primera Presidencia de la Iglesia SUD en 1993:

“Exhortamos a todos los Santos de los Últimos Días a apartar este santo día de las actividades del mundo y consagrarse ustedes mismos para tener un espíritu de adoración, de acción de gracias, de servicio y de actividades centradas en la familia que sean apropiadas para el día de reposo. A medida que los miembros de la Iglesia pongan todo su empeño por hacer que sus actividades del día domingo estén de acuerdo con la intención y el Espíritu del Señor, su vida se verá colmada de gozo y paz”. [3]

Articulo de Caitlin Ong de Penang, Malasia

Recursos Adicionales:

El Señor Jesucristo en el mormonismo

La Biblia en el mormonismo

Misioneros mormones

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