En las antiguas américas, un profeta de nombre Nefi, al darse cuenta de las bendiciones que tenía del Señor por medio de sus padres justos, empieza sus escrituras haciéndoles tributo con las palabras registradas en el Libro de Mormón (Otro Testamento de Jesucristo) en 1 Nefi 1:1:

YO, Nefi, nací de buenos padres y recibí, por tanto, alguna instrucción en toda la ciencia de mi padre; y habiendo conocido muchas aflicciones durante el curso de mi vida, siendo, no obstante, altamente favorecido del Señor todos mis días; sí, habiendo logrado un conocimiento grande de la bondad y los misterios de Dios, escribo, por tanto, la historia de los hechos de mi vida.

familia-negra-mormonaTal vez hay mucha gente que podría hacer eco de las palabras de Nefi y decir que también ellos han nacido de “buenos padres”, pero, ¿qué se quiere expresar por “buenos padres”? Una gran parte de ser un “buen padre” es ser un ejemplo de rectitud en el hogar y crear una atmósfera donde el Espíritu pueda siempre estar presente; esposos que aman a sus esposas, esposas que aman a sus esposos, madres y padres que aman a sus hijos e hijos que aman y obedecen a sus padres. En la Santa Biblia, en el Nuevo Testamento, en Colosenses 3:20 se registran las siguientes palabras:

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.

También registradas en Efesios 6:1-3 se encuentran estas palabras de admonición:

Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Sin embargo, la responsabilidad de tener un hogar que sea llevado en rectitud no descansa sólo sobre la conducta de obediencia de los hijos. A los padres se les da estas palabras de consejo autoritativo en las escrituras encontradas en Efesios 6:4:

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Además, los esposos se les aconseja: “amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). Y a las esposas se les aconseja: “estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el salvador del cuerpo” (Efesios 5:22-23).

¿Qué significa todo esto? Significa que padre, madre e hijos deben esforzarse por vivir en armonía unos con otros. Significa que con el fin de que exista una atmósfera de paz y amor en el hogar, no debe haber cabida para los insultos, traición, degradación, o de otro modo degradarse el uno al otro. No importa cuán enfadados estén los miembros de la familia entre sí, deben mostrarse amabilidad y respeto entre sí, siempre perdonándose por cualquier equivocación que puedan haber cometido. Todos los miembros de la familia deben ser cuidadosos en recordar “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Los padres deben darse cuenta que son las figuras de autoridad en el hogar, pero que eso no les da la libertad de mandar como dictadores, o de reinar con tiranía. El mejor ejemplo de amor que un padre y una madre pueden brindar a sus hijos es el amor del uno al otro. El himno número 76 en el himnario SUD se titula “Cuando hay amor” Estas son las palabras del primer versículo:

Oh qué grato todo es

cuando del hogar

el amor el lema es,

siempre el amor.

Paz allí se deja ver

con sonrisas por doquier;

todo son alegre es

cuando hay amor.

Algunos podrían preguntarse ¿pero cómo es posible algo así? Esto empieza por invitar a Cristo a nuestro hogar. Nuevamente, los ‘buenos padres’ establecen el tono y el ejemplo dirigiendo a sus familias en las oraciones familias y el estudio de las escrituras. Las familias no sólo trabajan juntas para establecer un hogar en rectitud, sino también adoran juntos asistiendo a la Iglesia regularmente. ¿Cómo es esto posible? Es posible si las familias recuerdan esto: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33; ver también 3 Nefi 13:33 (El Libro de Mormón).) Y puede resultar valioso el recordar el consejo que Helamán, en el Libro de Mormón, dio a sus hijos como se registra en Helamán 5:12:

Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, sí, sus dardos en el torbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán.

Durante la sesión del sábado por la tarde de la Conferencia General Semestral No. 162 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el élder Dallas N. Archibald en su discurso titulado “Nacido de buenos padres”, dio estas observaciones:

Qué gran responsabilidad ha depositado el Señor en nosotros, los padres: tomar a estos niños y llevarlos por los caminos de rectitud, guiarlos a través de los peligros de la vida y caminar a su lado por el sendero recto y angosto que conduce a la eternidad. Sí, tenemos la responsabilidad de enseñarles todo lo que deben hacer para que algún día, cuando su cuerpo mortal cambie y pasen a ser inmortales, estén preparados para regresar a la presencia del Padre y moren con El y con su Hermano Mayor, Jesucristo. …

¿Que mejor enseñanza podría proveer un padre para su hijo que la de seguir a los profetas y edificar sobre el firme fundamento de Jesucristo? Jacob, un profeta del Libro de Mormón, enseñó que una vez que se les haya instruido y hayan “logrado una esperanza en Cristo”, entonces les podemos enseñar a obtener riquezas con el fin de que las utilicen “para vestir al desnudo” y “alimentar al hambriento” (Jacob 2:18-19). Debemos enseñarles todo lo que deben hacer a fin de morar con Él, y el ejemplo es el mejor maestro.

Recursos Adicionales:

Fortaleciendo a las familias

La Familia: Una Proclamación para el Mundo

La libertad de escoger

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