Por Jacob L., miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones), y estudiante en la Universidad Brigham Young (BYU).

mormon-jesusA menudo en las reuniones de testimonios, escuchamos a los miembros decir cuán agradecidos están por el amor de nuestro Padre Celestial y Jesucristo. Sin duda, todos hemos sentido y sentimos el amor de Dios por nosotros a medida que nos acercamos a Él por medio de la obediencia a Sus mandamientos, y aun cuando sentimos  que no merecemos Su amor. Pero cuando leí y volví a leer la visión de Enoc sobre Dios, aprendí más sobre la naturaleza de Dios el Padre y Jesucristo que nunca antes. Sin duda, aprender acerca de Dios el Padre, de que es magnífico y glorioso, de que tiene pasión y sentimientos eternos, de que puede en ocasiones sentirse devastado cuando no amamos a nuestro prójimo y elegimos rechazarlo. La otra parte de la doctrina que he aprendido de analizar Moisés 7 es de la ley de Dios al tratar con Su gente de manera colectiva. Compararé la tierra de Canaán con el pueblo de Enoc. Hacer esto me ha dado un mayor entendimiento de lo que finalmente puede suceder a la gente justa si fallan en guardar los mandamientos de Dios.

Acerca de Dios: Dios siente compasión por nosotros    

Primero, no tenía idea de que Dios pudiera llorar. Esto quiere decir que nuestro Padre Celestial tiene sentimientos como los nuestros, pero imagino que eternamente profundos y sinceros, más de lo que puedo comprender. Vemos esto cuando Enoc, durante la visión de todas las creaciones de Dios, se vuelve hacia Él y lo ve llorando. ¡Enoc debe haber estado impactado! ¡Él debió estar tan asombrosamente anonadado de ver llorar al ser más poderoso del universo! ¡Yo sí lo estaría! Cito del texto “Y dijo Enoc al Señor: ¿Cómo es posible que tú llores, si eres santo, y de eternidad en eternidad? Y nada sino paz, justicia y verdad es la habitación de tu trono; y la misericordia irá delante de tu faz y no tendrá fin; ¿cómo es posible que llores?”

A mí personalmente, me pareció algo inusual difícil de creer al principio, que el ser más misericordioso, pacífico y más glorioso en el universo (porque sabemos que uno debe ser transfigurado para no ser destruidos por Su gloria) llorara a causa de Su pueblo. ¿Por qué lloramos como seres humanos comunes? Tal vez hayamos tenido un mal día, tal vez estamos atravesando un tiempo difícil en nuestro matrimonio, quizá hemos perdido en la adicción a un miembro de nuestra familia o incluso perdido a un ser querido por una enfermedad fatal. Sin embargo, Dios el Eterno Padre llora porque “no tienen afecto y aborrecen su propia sangre”. Saber acerca de Dios, de que es tan lleno de pasión (algo que muchas religiones no creen) es asombroso y maravilloso para mí. Cuánto Dios en verdad ama a Sus hijos que llora por ellos cuando no se aman los unos a los otros.

Acerca de Dios: Él bendice a los que le siguen

Segundo, mientras estaba analizando los versículos del 8 al 23, me acordé de un tema recurrente y también aprendí mucho sobre ese principio. Es uno en que hemos visto una y otra vez en la Biblia y en el Libro de Mormón. Es que los justos del Señor hacen convenios con Dios y se les da una promesa de donde pueden ser fructíferos, multiplicarse y henchir la tierra si guardan diligentemente los mandamientos de Dios. Pero si no lo hicieran, serían arrojados de la tierra de su herencia, normalmente pos sus enemigos. Mientras estudiaba sobre Dios y el tema de hacer convenios con Él con el fin de ser bendecido y permanecer en la Tierra Prometida, estudié otros ejemplos en la Biblia que trataban sobre este privilegio y derecho de permanecer en la tierra de su herencia. Por ejemplo en Levítico 18:25 leemos “y la tierra fue contaminada; y yo castigué su maldad sobre ella, y la tierra vomitó a sus moradores”.

Entonces, ¿cómo el Señor vomita a los habitantes de la Tierra Prometida? Lo hace por medio de cesar de protegerlos de sus enemigos. Por ejemplo, hemos visto esto con los judíos siendo llevados cautivos en Babilonia. El Señor también maldice la tierra si Su pueblo se vuelve injusto. “porque he aquí, el Señor maldecirá la tierra con mucho calor, y su esterilidad continuará para siempre”. ¿No hemos visto esto con los ejemplos de los Santos de los Últimos Días que no pagaban sus diezmos, o cuando el pueblo de José experimentó una terrible hambruna? Algo que aprendí fue más interesante y normalmente atrae el interés de Santos de los Últimos Días y también de quienes no son miembros. Los derechos y privilegios de la Tierra Prometida de uno pueden ser retirados si el pueblo quebranta sus convenios con Dios. Por ejemplo, los judíos, que convinieron con Dios que serían el pueblo de Jerusalén y sus bendiciones y prosperidad fueron retirados cuando cayeron al buscar reclamar su territorio en Jerusalén. Pero, nosotros sabemos que quebrantaron su convenio y perdieron sus derechos a la tierra y por lo tanto, no tenían derechos legales para ello. Sin embargo, los judíos han tomado mucho de su tierra por la fuerza porque se ven a sí mismos como descendientes de los judíos que alguna vez vivieron allí. ¡Cuán equivocados están! Cuán injustamente han asesinado y tomado vidas con el fin de sentar un reclamo sobre la tierra que no es de ellos por derecho. Nadie puede reclamar una tierra perdida después de miles de años diciendo que por derecho les pertenece. Nunca deberíamos buscar quebrantar nuestros convenios con el Padre Celestial o perderemos nuestras bendiciones prometidas.

Lo que deberíamos buscar es el ejemplo de la ciudad de Enoc. Su pueblo fueron los justos que finalmente fueron llevados al seno del Padre. No sólo prosperaron en la tierra de su herencia, sino también finalmente fueron llevados a vivir con Dios. Es difícil saber exactamente en qué punto un pueblo es considerado lo suficientemente justo para ser llevado a los cielos. Sabemos que nosotros como personas somos creaciones de Dios pero hemos venido a un mundo caído para aprender a obedecer a Dios y volvernos más como Él, algo que toma tiempo. Saber que un pueblo en verdad alcanza esto es de alguna manera complicado (no digo que no es posible). Tal vez Dios tuvo otras razones para llevarlos consigo. Leemos, “y he aquí, con el transcurso del tiempo, Sión fue llevada al cielo”. Sin embargo, examinar los tratos de Dios con Sus hijos en todas las épocas me ha ayudado a llegar a comprender la necesidad de ser “uno” en propósito, como pueblo. Fue interesante comparar civilizaciones, especialmente las dos de las que hablamos en Moisés 7. Como resultado de esto, ahora sé cuán importante es para el pueblo de Dios amarse los unos a los otros y servir a Dios como uno.

Recursos Adicionales:

Aprenda más acerca de la naturaleza de Dios

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