Hillary W., miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días (Iglesia Mormona), y estudiante de la Universidad Brigham Young (BYU).

El primer capítulo del Libro de Moisés, un libro de escrituras antiguas traducido por el poder de Dios en un volumen llamado la Perla de Gran Precio, narra un encuentro que tuvo Moisés, donde llegó a conocer a Dios frente a frente.  En este encuentro nos enteramos de la relación de Dios con Moisés.  Hay muchas maneras en que la relación entre Dios y Moisés me ayuda a sentirme más cerca de nuestro Padre Celestial.  A Moisés se le dice explícitamente que es un hijo de Dios.  La importancia del evangelio también es enfatizada a través de su relación.  Moisés confía en Dios y Dios confía en Moisés.  Moisés también se da cuenta de la necesidad de tener a nuestro Padre Celestial en nuestras vidas.  Tener el ejemplo de un hombre mortal que estuvo aquí en la tierra me ayuda a darme cuenta de que yo también puedo tener esta misma relación cercana con nuestro Padre Celestial.

Moises-zarza-ardiente-mormonCuando Dios viene a visitar a Moisés en la montaña, Él le dice a Moisés que es Su hijo.  Este anuncio explícito en el que le dice a Moisés que es un hijo de Dios me ayuda a confirmar que yo también soy una hija de Dios.  Cuando Satanás viene a tentar a Moisés, él con orgullo, exclama: “Yo soy un hijo de Dios, a semejanza de su Unigénito”.  Parece que Moisés tiene el honor de ser hijo de Dios.  El darme cuenta de que tengo la misma oportunidad también me da el honor de conocer a Dios y ser una de Sus hijos.

El cuidado que nuestro Padre Celestial tiene para mostrar y explicar cosas a Moisés me ayuda a saber que Dios quiere que yo entienda estas cosas también. El hecho de que ha proporcionado los medios para que nosotros tengamos estos escritos a través del poder de Dios me muestra lo importante que es entender esta parte del evangelio. También me ayuda a saber que Dios se preocupa por nosotros tanto así que se ha asegurado de que tengamos toda la información necesaria en este momento.

Dios le muestra a Moisés todas las creaciones que ha hecho y le dice que “ningún hombre puede contemplar todas mis obras sin ver toda mi gloria” (Moisés 1:5).  En el versículo, Él se está refiriendo al hecho de que Moisés fue transfigurado con el fin de ver las cosas espirituales que le estaba mostrando.  Sin embargo, también siento que nos está diciendo que no podemos comprender las obras de Dios a menos que creamos que Él es un ser glorioso.  Debemos tener confianza en Sus habilidades como un Dios para comprender por completo todas las cosas que Él ha creado y todas las doctrinas que Él nos enseña.  Esto definitivamente me hace más decidida a aumentar mi fe en Dios con el fin de comprender mejor Sus enseñanzas y las enseñanzas de los profetas modernos de nuestro Señor Jesucristo.

Después de que Dios el Padre deja a Moisés, Moisés no puede levantarse por varias horas.  Una vez que finalmente recupera la fuerza se da cuenta de que “el hombre no es nada” (Moisés 1:10).  Las notas a pie de página nos guían a Éter 3:2, un libro en un registro antiguo de la Sagrada Escritura llamada El Libro de Mormón, donde el hermano de Jared exclama que somos débiles ante Dios, pero que si lo invocamos, Él puede cumplir con nuestros deseos.  Este testimonio del poder de la oración me anima a acercarme a nuestro Padre Celestial con mis deseos.  Con la gloria y el poder de Dios podemos llegar a ser todo en lugar de ser nada.  Debemos confiar en Él y orar a Dios constantemente para ser mejores personas.

Cuando a Moisés se le muestra toda la tierra, él ve a todos los habitantes “y no hubo una sola alma que no viese” (Moisés 1:28).  El darme cuenta de que Moisés pudo verme y ver las cosas que he hecho me hace pensar de nuevo en mi vida.  Dios también puede ver todo lo que hago.  Dios probablemente tiene más interés en las cosas que hago que en las cosas que Moisés hizo ya que vio cada una de las almas.  El darme cuenta de la habilidad de Dios de ver todas las cosas me anima a servir a los demás.  También me da el deseo de ayudar a otros a darse cuenta de Su profundo amor por ellos.

No creo que algún día sea posible que nosotros comprendamos totalmente el amor que Dios tiene para nosotros.  Sin embargo, yo sé que Dios me ama.  Yo sé que yo soy Su hija. Yo sé que Él cuida de mí. Yo sé que Dios siempre responde mis oraciones y que Él siempre estará ahí para guiarme y protegerme.  Estoy muy agradecida como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (inadvertidamente llamada por amigos de otras religiones “Iglesia Mormona”) de haber nacido en una familia que ha tenido la suerte de encontrar Su evangelio.  Pido que sea capaz de transmitir sus enseñanzas a Sus hijos.

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