Jeff Simmons es miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, un esposo y padre mormón, quien en la actualidad trabaja como óptico mientras se prepara para un programa de Doctorado en Optometría.
La Expiación de Jesucristo es el ejemplo supremo del amor que nuestro Salvador y nuestro Padre Celestial tienen para cada uno de nosotros. Todos los demás principios enseñados por medio del evangelio son para ayudarnos a ser más como Cristo y dirigir nuestras vidas en servicio a los demás. En la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (algunas veces inadvertidamente llamada la Iglesia Mormona por los medios de comunicación), nosotros creemos en el evangelio de Jesucristo restaurado en su plenitud en nuestros días, y en Su expiación, como la doctrina central y principio rector de nuestra fe.
Para los mormones, la Expiación de Jesucristo es la influencia más importante en nuestras vidas a causa de la esperanza que nos da. La esperanza es una emoción que aporta sentido a nuestra vida cotidiana. La esperanza puede inspirar sueños y ayudarnos a lograr esos sueños. Sin embargo, tener la esperanza no garantiza el éxito. Al igual que la fe, la esperanza requiere acción de nuestra parte. La esperanza también puede tener una gran influencia calmante en nuestras vidas y nos ayuda a sentir que las cosas saldrán bien.
A pesar que la Expiación del Señor se llevó a cabo para ayudarnos a superar nuestras luchas individuales, no nos las quita totalmente. En lugar de ello, hace nuestras cargas más ligeras y más llevaderas para que coincidan con nuestras limitaciones personales. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo (mormones), no esperamos que a causa de nuestra fe, nuestra vida esté libre de dolor o de pruebas. Sin embargo, entendemos que soportarlos bien ayudará a fortalecer nuestro carácter, edificará nuestra fe y nuestra propia comprensión del amor y de la misericordia del Señor por cada uno de nosotros. No importa cuáles sean las pruebas que podamos enfrentar en esta vida, no son dadas como oportunidades para fortalecer nuestra fe en Jesucristo y nos ayuda a acercarnos más a Él. A veces podemos no ser capaces de ver por qué experimentamos las cosas que hacemos, pero debemos tener la esperanza de que podemos crecer a partir de esas experiencias.
El élder Russell M. Nelson, apóstol moderno, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo, afirma la expiación infinita y tranquiliza a cada uno de nosotros con estas palabras:
Independientemente de cuán desesperadas puedan parecer las cosas, recuerden, nosotros siempre podemos tener esperanza ¡Siempre! La promesa del Señor para nosotros es cierta: “El que persevere con fe y haga mi voluntad, vencerá”, repito, siempre hay esperanza!
La Expiación de Jesucristo nos ofrece una manera de limpiarnos del pecado, y también nos da la esperanza de que no importa qué errores cometemos, podemos corregirlos y enderezar nuestro camino. Nuestro Padre Celestial es un padre perfecto, con un amor perfecto. Aunque algunas de nuestras decisiones y acciones podrían desilusionarlo, nunca renuncia a Su esperanza para nosotros. El Salvador está siempre con los brazos abiertos cuando estamos dispuestos a ir a él. Tal gran esperanza puede encontrarse en saber que nuestro Padre Celestial está más interesado en las mejoras que podemos hacer en nuestro futuro que con lo que los errores que hemos hecho en nuestro pasado.
Estoy agradecido por mi conocimiento y comprensión básica de la expiación de Jesucristo. Este simple conocimiento ayuda a llevar esperanza a mi vida y me ayuda a soportar las pruebas a las que me enfrento. A causa de la expiación, tengo esperanza de que, incluso en mis momentos más desesperados que el Señor me fortalecerá y compartirá mis cargas. A causa de la expiación, tengo la esperanza de que algún día pueda resucitar y reunirme de nuevo con familiares y amigos que han fallecido. A causa de la expiación, tengo la esperanza de que sea perdonado por mis pecados y recibiré la ayuda a medida que esfuerce por vivir una vida justa. Pero lo más importante, a causa de la expiación, tengo la esperanza de que podré vivir para siempre con mi esposa y familia.
En Juan 3:16 leemos el testimonio personal de Jesús de la misericordia y el amor que nuestro Padre Celestial tiene por cada uno de nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.
En el Libro de Mormón (un compañero de la Biblia, que contiene un registro de los tratos de Dios con los habitantes de América antigua), el profeta Mormón explica: ” Y ¿qué es lo que habéis de esperar? He aquí, os digo que debéis tener esperanza, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, en que seréis resucitados a vida eterna, y esto por causa de vuestra fe en él, de acuerdo con la promesa” Moroni 07:41.
La Expiación de Cristo fue el evento más significativo en esta tierra por todas las almas que alguna vez vivieron, y alguna vez vivirán aquí. Sin embargo, el impacto de la Expiación está vigente; continúa en la actualidad para cada uno de nosotros, y siempre será así, siempre y cuando volvamos nuestro corazón al Señor y acojamos el don y la esperanza de que Jesucristo tiene para ofrecernos a cada uno de nosotros.