No hay mucho sobre el Cielo en la Biblia. Sabemos que es un lugar maravilloso. La visión del apóstol Esteban mostró a Dios en Su trono y Jesús a Su diestra (Hechos 7:55). Pablo habló de ser llevado hasta el tercer cielo, y aunque él también habló de la gloria celestial, terrestre y celestial, la mayor parte de la cristiandad no sabe a lo que se refiere (1 Corintios 15:40-42). Las visiones mostraron a ángeles cantando alabanzas a Dios, y Ezequiel vio bestias celestiales que no podía identificar. Los apóstoles de la antigüedad nos dijeron que podíamos llegar a ser coherederos con Cristo, y los cristianos en todas partes ven el Cielo como estar con Dios, y el “infierno” como estar sin Él.
Nosotros, los hijos de Dios, somos ahora bendecidos de tener más información sobre el más allá, y esto se ha recibido a través de los profetas modernos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a menudo inadvertidamente llamada la Iglesia Mormona.
El Mundo de los Espíritus
Cuando Cristo estaba en la cruz en el Calvario, fue colocado entre dos ladrones, uno de los cuales se burlaba de él, y el otro pedía a Cristo que suplicara por él ante el Padre. Cristo le dijo al que tenía fe: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). El Señor y Salvador se refería a una parte del “mundo de los espíritus”, el lugar donde vamos después de morir a la espera de la resurrección y el juicio. El mundo de los espíritus se divide en dos partes, una llamada paraíso espiritual, y la otra, prisión espiritual––hay una división entre el justo y el inicuo. Esta división era un abismo, hasta que el Salvador visitó el paraíso espiritual y organizó a los justos para que predicaran las Buenas Nuevas a los inicuos en la prisión espiritual, ofreciéndoles la oportunidad de arrepentirse y atravesar el abismo al paraíso.
El profeta mormón Joseph F. Smith, sobrino del profeta José Smith, experimentó una visión del mundo de los espíritus. En ese momento, él estaba meditando sobre ciertos versículos de la Biblia, entre los que estaban 1 Pedro 3:18-20 y 1 Pedro 4:6, que dice que Cristo predicó a los espíritus encarcelados.
Mientras meditaba en estas cosas que están escritas, fueron abiertos los ojos de mi entendimiento, y el Espíritu del Señor descansó sobre mí, y vi las huestes de los muertos, pequeños así como grandes. (Doctrina y Convenios 138:11).
El profeta Smith vio a multitudes de los justos, quienes se alegraban por la expiación de Cristo y de su oportunidad de resucitar. Jesús les ministraba y les enseñaba, pero él no fue a los malvados que vivían en la prisión de los espíritus:
Mas a los inicuos no fue, ni se oyó su voz entre los impíos y los impenitentes que se habían profanado mientras estuvieron en la carne; ni tampoco vieron su presencia ni contemplaron su faz los rebeldes que rechazaron el testimonio y las amonestaciones de los antiguos profetas. Prevalecían las tinieblas donde éstos se hallaban; pero entre los justos había paz (vs 20-22);
En vez de ello (durante el corto espacio de tiempo entre la muerte de Cristo y Su resurrección), Jesús organizó los justos para que predicaran en la prisión espiritual e instó a aquellos que permanecen allí que aprovecharan la última oportunidad de arrepentirse.
Mas he aquí, organizó sus fuerzas y nombró mensajeros de entre los justos, investidos con poder y autoridad, y los comisionó para que fueran y llevaran la luz del evangelio a los que se hallaban en tinieblas, es decir, a todos los espíritus de los hombres; y así se predicó el evangelio a los muertos;
y los mensajeros escogidos salieron a declarar el día aceptable del Señor, y a proclamar la libertad a los cautivos que se hallaban encarcelados; sí, a todos los que estaban dispuestos a arrepentirse de sus pecados y a recibir el evangelio. Así se predicó el evangelio a los que habían muerto en sus pecados, sin el conocimiento de la verdad, o en transgresión por haber rechazado a los profetas.
A ellos se les enseñó la fe en Dios, el arrepentimiento del pecado, el bautismo vicario para la remisión de los pecados, el don del Espíritu Santo por la imposición de las manos, y todos los demás principios del evangelio que les era menester conocer, a fin de habilitarse para que fuesen juzgados en la carne según los hombres, pero vivieran en espíritu según Dios. (vs 30-34).
Joseph F. Smith vio que estos “misioneros” incluían a los grandes antiguos profetas del Antiguo Testamento y otros notables primeros santos fieles. Esto es, en definitiva y eternamente justo para los miles de millones que han vivido en la tierra sin escuchar el evangelio de Jesucristo, o que fueron cegados por la tradición o la cultura y no recibirían el evangelio durante su vida mortal. Dios no hace acepción de personas, Él ama a cada uno de Sus hijos, y se asegura de que todos tengan la oportunidad de aceptar o rechazar a Su Hijo.
Joseph Smith, el primer profeta de la restauración del Evangelio en preparación para la Segunda Venida, vio que los no rebeldes gozan de una gran reunión en el mundo espiritual con los seres queridos que ya han fallecido. Es un lugar de descanso y aprendizaje.
Los Reinos de los Cielos
En otra visión extraordinaria, después de ver a Dios en su trono y el Salvador a su mano derecha, José Smith y Sidney Rigdon vieron los reinos de los cielos y aprendieron cómo son y quienes heredarán esos reinos. Antes de su visión de los reinos de gloria, vieron brevemente las “tinieblas de afuera”, a las cuales el diablo, sus seguidores y los “hijos de perdición” son arrojados después del juicio. Estos son los que han recibido un perfecto conocimiento de que Jesús es el Cristo (como los profetas lo han recibido) y, posteriormente, Lo han negado, poniéndolo así en vituperio. No habrá otros que hereden las Tinieblas de Afuera.
Estos son los que irán al lago de fuego y azufre, con el diablo y sus ángeles, y los únicos sobre quienes tendrá poder alguno la segunda muerte; sí, en verdad, los únicos que no serán redimidos en el debido tiempo del Señor, después de padecer su ira.
Porque todos los demás saldrán en la resurrección de los muertos, mediante el triunfo y la gloria del Cordero, que fue inmolado, que estaba en el seno del Padre desde antes que los mundos fuesen hechos. (Doctrina y Convenios 76:36 – 39).
Esta es la visión cristiana más inclusiva de la salvación en existencia, la más indulgente, y la único que es verdadera. Como se dice en el Libro de Mormón“, la salvación es gratuita” (2 Nefi 2:4). Incluso aquellos que rechacen a Cristo heredarán un reino de gloria, después de sufrir por sus propios pecados.
José y Sidney vieron el Reino Celestial, cuya gloria se compara con el sol, y vieron que los que eran seguidores valientes de Cristo heredarán este reino.
Son aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas; son sacerdotes y reyes que han recibido de su plenitud y de su gloria; y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito. De modo que, como está escrito, son dioses, sí, los hijos de Dios. Por consiguiente, todas las cosas son suyas, sea vida o muerte, o cosas presentes o cosas futuras, todas son suyas, y ellos son de Cristo y Cristo es de Dios. (vs 55-59).
Aquellos que hereden la gloria celestial ministrarán a aquellos que hereden la gloria terrenal, cuyo brillo se compara con el de la luna. José y Sidney vieron quiénes heredarían este reino. Ellos son los que rechazaron a Cristo en la tierra, pero lo aceptaron en el mundo de los espíritus; ellos son los hombres y mujeres honorables de la tierra que fueron cegados por las artimañas de los hombres, que no fueron valientes en su testimonio de Cristo.
José y Sidney entonces vieron el reino celestial, con gloria en comparación con las estrellas, pero que según ellos es tan glorioso que sobrepasa toda descripción. Aquellos que heredarán este tercer reino de gloria son los que saldrán en la resurrección final (después del reinado milenario de Cristo). Habiéndose negado a asirse de la expiación, deben sufrir en el mundo de los espíritus por sus propios pecados. Este sufrimiento, también llamado “Infierno”, es temporal. A veces se le llama “eterno”, porque Eterno es un nombre de Dios. Estos son ministrados por los que han heredado el reino Terrestre. “Éstos son los mentirosos y los hechiceros, los adúlteros y los fornicarios, y quienquiera que ama y obra mentira”. (v 103). Estos nunca pueden entrar en la presencia de Dios.
Otros conocimientos de la vida venidera han sido revelados a los modernos profetas mormones. El primero es que los niños pequeños son inocentes, y porque están cubiertos por la expiación de Cristo, que expió el pecado original, ellos son llevados a la presencia de Dios si mueren. En segundo lugar, es que los padres que sufren estas pérdidas, si son valientes en el testimonio de Cristo, tendrán la oportunidad de criarlos en el Cielo hasta la madurez. Muchas otras cosas se revelan en la escritura mormona y en los templos mormones. Los mormones invitan a todos a venir y participar de este conocimiento revelado. (Vea el Libro de Mormón en línea.)
Como una conversa al mormonismo, este conocimiento agregado ha cambiado mi vida. Mis padres han muerto, y ellos dejaron un tipo de lío aquí en la tierra. Sé dónde están y por algunas experiencias espirituales muy personales, he podido observar cómo trabajan para arreglar ciertas cosas. Debido a sus esfuerzos de la otra vida, el Señor se ha dignado curarme de muchos acontecimientos dolorosos de mi juventud. Tengo grandes esperanzas para nuestra familia rota, ya que nuestro esfuerzo para sanar a través de la gracia del Señor Jesucristo abarca tanto la mortalidad como la inmortalidad.
Recursos adicionales
El Señor Jesucristo en el mormonismo
Este artículo fue escrito por
Gale es Jefe de Redacción de la Fundación para lo Mejor. Ella es una conversa a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.