joseph-smith-mormonEn 1842, José Smith escribió una carta en respuesta a una petición de John Wentworth, editor del periódico Chicago Democrat, en la que expuso las creencias básicas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (inadvertidamente llamada la Iglesia Mormona). La carta incluía lo que ahora se conoce como “Los Trece Artículos de Fe”, el primero de los cuales declara, “Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo”. Una creencia fundamental de los Santos de los Últimos Días es que Dios es nuestro Padre Amado y que podemos llegar a conocerlo individualmente por medio del estudio, la oración y seguir a Cristo.

¿Cómo podemos conocer a Dios?

En 2011 asistí a una conferencia para adultos solteros miembros de La Iglesia de Jesucristo (de edades entre 18 y 30 años) en Oakland, California. Escuché atentamente la respuesta de Russell M. Nelson, un Apóstol del Señor Jesucristo, a una pregunta con respecto a la fe en Dios:

“Si todo lo que conocen es lo que ven, oyen, huelen, saborean y tocan, entonces en realidad no conocen mucho”.

Cuando escuché esta declaración, realmente me llamó la atención y me provocó una reflexión más profunda. En este punto de mi vida empezaba a reconocer la participación y preocupación de Dios en mi propia vida más que nunca. Cuando escuché estas palabras, hice la conexión de que este conocimiento había llegado a mí de una fuente que trascendía de los cinco sentidos físicos. La lección para mí fue que para conocer y comprender a Dios, debemos llegar a conocerlo por medio de los sentidos espirituales y no basarnos únicamente de nuestros sentidos físicos.

Spencer W. Kimball, quien fue Profeta de La Iglesia de Jesucristo de 1973 a 1985, lo dijo de esta manera:

“Los hombres no pueden descubrir a Dios o Sus caminos por simples procesos mentales”.

(Spencer W. Kimball, Ensign, set 1978)

Dios en verdad nos ama

Puede ser agotador descifrarlo a través del torrente de mensajes contradictorios que emanan de los medios de comunicación, el mundo académico y muchas otras fuentes. No es de sorprender, que algunos lleguen a confundirse acerca de cómo Dios siendo nuestro padre amoroso peuda permitir tanto sufrimiento y desigualdad en el mundo. Similar a cualquier padre amoroso, Dios debe permitir que la gente obtenga conocimiento personal por medio de la experiencia de experiencias humanas tanto positivas como negativas. El propósito principal de Dios para todo esto es permitir el crecimiento personal y espiritual.

En tiempos de desastres o dificultades personales, podemos sentirnos bastante agobiados por la desesperación. Muchas dificultades en la vida son tales a las que ninguno de nosotros puede ser inmune. Pero incluso en estas circunstancias que exigen a nuestras almas, tenemos la opción de evaluar nuestra propia existencia y buscar el amor de Dios. Dios está al tanto de nuestra condición, ya sea pasando buenos o malos momentos, pero es a menudo en esos momentos de grandes dificultades que el corazón, la mente y el alma humanos, se abren a un entendimiento más preciso de la naturaleza de Dios y Su profundo y perdurable amor por cada uno de Sus hijos.

Cristo nos muestra el amor de Dios

Un actual Apóstol del Señor Jesucristo, Jeffrey R. Holland, enseñó en una sesión de la Conferencia General anual de 2003 de la Iglesia:

“…en todo lo que Jesús vino a hacer y a decir, incluso Su sufrimiento y sacrificio expiatorio, y en eso especialmente, Él nos estaba enseñando quién es y cómo es Dios nuestro Padre Eterno, cuán intensamente se dedica a Sus Hijos en toda época y en toda nación”.
(Jeffrey R. Holland, Liahona, oct 2003)

Como el Hijo perfecto, Cristo nos ha mostrado el ejemplo perfecto del amor y la preocupación que Dios el Padre tiene por nosotros, Sus hijos. En varias ocasiones, las propias palabras de Cristo nos guían y dirigen por el camino. En Sus propias palabras:

“Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6, Biblia Reina-Valera)

Por medio de un estudio minucioso de las escrituras, honesta reflexión y oración sincera, podemos llegar a conocer mejor a Dios nuestro Amoroso Padre.

Este artículo fue escrito por:

Marcmarc –

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