¿Sería justo que se esperara que alguien sea un experto tallador de madera si nunca ha tocado un cuchillo, y mucho menos un bloque de madera? Probablemente no. Lo mismo ocurre con el aprendizaje de las enseñanzas de nuestro Salvador Jesucristo, se necesita práctica, ¡toma trabajo! ¡Créame, lo sé! Hay veces que me siento como si supiera mucho sobre el Evangelio de Cristo, pero una y otra vez me doy cuenta de que todavía tengo mucho que aprender. Como cuando intencionalmente ignoro ayudar a alguien en necesidad, porque yo estoy “demasiado ocupado”. Puedo “saber” en mi mente que se supone que debo servir a los demás, pero puedo no “saberlo” en mi corazón, por lo menos no todo el tiempo. Pero como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (algunas veces equivocadamente llamada la “Iglesia Mormona“) creo sinceramente que podemos aprender Sus caminos, podemos obtener conocimiento espiritual (conocimiento, tanto en el corazón y la mente)––este conocimiento sólo puede venir a través de la experiencia.
En un libro titulado, Experiencing Christ: Your Personal Journey to the Savior-Experimentar a Cristo: Su viaje personal al Salvador, escrito por Randall J. Brown, y publicado en 2009 por Cedar Fort, Inc. (págs. 1-2) Brown da un ejemplo de José Smith, el profeta mormón que restauró la primitiva Iglesia de Jesucristo en estos tiempos modernos, y cómo obtuvo su conocimiento experimental:
Conocimiento Experimental
Todos los profetas desde Adán son ejemplos de cómo conocer a Dios. Cada dispensación ha sido dirigida por un profeta que conocía al Señor íntimamente. Podemos observar en la cabeza de esta última dispensación el ejemplo perfecto de conocer a Dios. Nunca un ser mortal tuvo una experiencia con el Salvador Jesucristo como la tuvo el profeta José Smith. Ningún hombre ha recibido más revelaciones, y ningún hombre ha alcanzado un conocimiento más perfecto de la presencia del Salvador o Sus misterios. José Smith (Joseph Smith) alcanzó una relación muy íntima con el Salvador del Mundo.
José Smith conocía la experiencia de estar en Su presencia. Conocía la experiencia de recibir Sus palabras, y llegó a conocer, por su propia experiencia, los roles que la oposición, la adversidad y la aflicción desempeñarían en este proceso sagrado. José Smith también sabía, por experiencia propia, lo que era sentirse solo y abandonado, ya que él clamó al Señor por liberación. Durante su reclusión en la cárcel de Liberty, él clamó al Señor: ” Oh Dios, ¿en dónde estás? ¿y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta? ¿Hasta cuándo se detendrá tu mano, y tu ojo, sí, tu ojo puro, contemplará desde los cielos eternos los agravios de tu pueblo y de tus siervos, y penetrarán sus lamentos en tus oídos? Sí, oh Señor, ¿hasta cuándo sufrirán estas injurias y opresiones ilícitas, antes que tu corazón se ablande y tus entrañas se llenen de compasión por ellos?” (Doctrina y Convenios 121:1-3).
José Smith conocía la experiencia de tener al Señor hablando con él en medio de las aflicciones. El Señor le dijo: “Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento” (D. y C. 121:7). José estaba siendo instruido por el Señor, por medio de la adversidad y la aflicción. Sin embargo, en medio de su prueba, el Señor le habló paz a su alma y le aconsejó que, si bien eran necesarias las aflicciones, también eran temporales. Mientras José estaba rogando por su liberación en la cárcel de Liberty, el Señor volvió a hablarle: “si las puertas mismas del infierno se abren de par en par para tragarte, entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien. El Hijo del Hombre ha descendido debajo de todo ello. ¿Eres tú mayor que él?” (D. y C. 122:7-8).
No podemos llegar a conocer al Salvador de la manera en que José Smith, Enoc, Moisés, o cualquier otro profeta le conocía sólo por el conocimiento intelectual. El conocer al Salvador es un don que sólo se recibe a través de la experiencia.
Aquí es donde el papel de la oposición entra en juego. Es sólo después de que hayamos experimentado enfermedades que comprendemos nuestra necesidad de un médico. Es sólo después de haber experimentado la esclavitud que comprendemos nuestra necesidad de salvación, y es sólo por experimentar la muerte física y espiritual que podemos conocer la gloria de la vida eterna. A medida que experimentamos “oposición en todas las cosas,” por fin tomaremos conciencia de nuestra necesidad de ser salvados.
Yo sé y creo que cada persona que pasa por esta tierra puede ganar conocimiento espiritual, si es que lo buscan. Dios siempre nos animan a avanzar en el conocimiento, y Él nos enseñará de “manera directa” el aprendizaje. Después de todo, Él es el Maestro de maestros. Simplemente tenemos que tener un corazón dispuesto. Te invito a aprender más acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conociendo a los misioneros mormones. Como el Apóstol mormón, élder Russell M. Nelson, dijo:
“…si quieren saber más acerca de la vida después de la muerte, acerca de los cielos o del plan de Dios para ustedes; si quieren saber más del Señor Jesucristo, de Su expiación y de la restauración de Su Iglesia como se estableció originalmente, ¡pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos!”(“¡Pregúntenles a los misioneros; ellos pueden ayudarlos!”, Liahona, octubre de 2012).
Los misioneros mormones son llamados por Dios para enseñar la doctrina de Cristo, y ellos le puede ayudar a aprender todas las verdades que su corazón desea saber.
Este artículo fue escrito por Ashley Bell, miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
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Ashley Bell es una mujer de 22 años de edad, esposa, madre, graduada de BYU y miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. A Ashley le encanta correr, cocinar, trabajar en el jardín, leer, y sobre todo pasar tiempo con la familia y los amigos..