[La fe] es el fundamento de toda rectitud (Hebreos 11:6), sin fe es imposible agradar a Dios (1 Juan 3:7). Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1). … La fe es el primer principio gobernante el cual tiene poder, dominio y autoridad sobre todas las cosas; por él, todo existe, por él son sostenidas; por él son cambiadas, o por él permanecen, de acuerdo a la voluntad de Dios; y sin él no hay poder… (José Smith, Discursos sobre la Fe, 1).
La fe siempre es un don de Dios al hombre, la cual se obtiene por medio de la obediencia, igual que todas las demás bendiciones…. Una fe más rica significa un poder más amplio, y aun cuando el hombre no tenga ocasión en esta vida para ejercer todos los poderes que vienen a él por haber engrandecido su fe, esas facultades podrán ejercerse en su plenitud en la eternidad, cuando no en lo temporal (Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, págs. 205-206).
Los mandamientos que recibimos de Dios son bendiciones, no estorbos. Él nos da estos mandamientos, los cuales, por medio de nuestra obediencia, nos llevarán más cerca a Él y nos permitirán oír Sus impulsos y recibir Su gracia. La obediencia a estos mandamientos, aun cuando no los entendamos, incrementa nuestra fe y confianza en Dios, así como el vivir Sus principios rinde frutos en nuestras vidas y nos da gozo. Una vez que tenemos fe, somos obedientes porque lo amamos, y llevamos a cabo actos de servicio para ayudar a Sus otros hijos. La fe es una palabra de acción. Nos lleva al arrepentimiento, a vivir correctamente y a depender de Dios más que de nuestra propia sabiduría.
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