La cuestión más urgente para los que desestiman el sudario (llamado también la Sábana Santa) de Turín como falso y aquellos que profesan su autenticidad es qué elementos de su existencia puede probarse razonablemente. Aunque sorprendente para algunos, el hecho es que muy poco se puede probar acerca del sudario.
El Sudario de Turín es supuestamente el manto funerario Jesús de Nazaret. El paño de tela mide alrededor de catorce pies de largo y alrededor de tres pies y medio de ancho. Recientemente, un grupo de estudiosos, volvió a examinar el sudario, utilizando los métodos más modernos, y encontraron que una anterior datación por medio de carbono-14, que asignó la fecha del sudario como del principio de la Edad Media, probó sólo una sección de la tela que fue una adición posterior y puede haber pasado por alto el hecho de que algunas de las fibras en realidad datan del primer siglo. Bajo ciertas condiciones de iluminación, a algunos les parece que el sudario muestra la impresión de la cara de un hombre adulto. Pruebas forenses sobre el sudario también sugieren que una vez este sudario cubrió el cuerpo de un hombre que había sido brutalmente golpeado en la cabeza, cara y espalda y recibido algún tipo de herida abierta en el costado. Algunos creen que incluso pueden detectar marcas de las heridas en las manos. A pesar de las afirmaciones de que el sudario fue una tardía falsificación piadosa o malévola, nuevas pruebas también han demostrado que el sudario no fue pintado. La imagen conservada en el sudario fue el resultado de una reacción química entre el tejido y los líquidos corporales del hombre que se había puesto en ella.
El sudario es, sin duda, el manto funerario de un hombre que fue brutalmente golpeado antes de la muerte, tal vez incluso una muerte por crucifixión. Esa es la única realidad verificable, en torno al sudario.
Es probable que el sudario sea igual al mandillón de Edesa-lugar donde las leyendas ubican los comienzos del cristianismo en el primer siglo, bajo Abgar V. El mandillón de Edesa fue encontrado bajo una pila de rocas o incrustado en una pared de cemento en el año 544 d.C. El sudario fue llevado a Constantinopla, en agosto de 944 y luego posteriormente trasladado a Europa después del saqueo de Constantinopla en 1204-7. Después del retiro del sudario de Edesa, docenas de personas declararon haber visto el sudario, trasmitiendo de ese modo el legado del famoso lienzo. Eventualmente, el sudario fue colocado en la catedral de Torino (Turín) Italia, para su custodia.
Muchas historias de fantasía se han tejido sobre el paradero inicial del sudario y la forma en que llegó a Edesa. Las enormes lagunas en la documentación del paradero del sudario y las leyendas que han aumentado acerca él, han creado un gran escepticismo entre los estudiosos protestantes. Los estudiosos han atacado la autenticidad del sudario desde varios ángulos, incluyendo la incapacidad de dar cuenta de sus orígenes, la datación original del carbono-14, que las prácticas funerarias romanas y judías que parecen diferir sobre la forma en que se utilizó el sudario, así como el simple hecho de que no se sabía de él hasta el siglo VI. Por otra parte, los defensores del sudario han señalado que probablemente fue utilizado para cubrir el cuerpo de un hombre crucificado, que las leyendas de su existencia abundan y todas apoyan la preservación de una tradición similar, y que los fragmentos de piedra del sudario se encuentran también en la región de Jerusalén (aragonita travertino). Lamentablemente, a menos que se presente más información de la autenticidad del sudario, no puede ser ni probado ni desacreditado.