Los profetas ayudan a guiarnos hacia Jesucristo
Daniel, un estudiante de la Universidad Brigham Young y miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (en ocasiones llamada la “Iglesia Mormona” por amigos de otras religiones), comparte su percepción de su estudio de las escrituras de Moisés 7:1-40. El Libro de Moisés se encuentra en La Perla de Gran Precio, un libro de escrituras consideradas como sagradas por los Santos de los Últimos Días. El Libro de Moisés es un extracto de la traducción de la Biblia como fue revelada al profeta José Smith.
Moisés 7:1-40 proporciona un relato de la interacción de Enoc con Dios el Padre a medida que se le muestra una visión de sucesos futuros y permite vislumbrar el corazón de nuestro Padre. De este relato, aprendí muchas cosas, realicé muchas preguntas, consideré la fluidez del relato y llegué a entender mejor el papel de Jesucristo como Justificador yMediador.
Las escrituras están llenas de numerosos relatos de profetas en distintas dispensaciones a quienes se les muestra sucesos del futuro en visiones, particularmente cuando se relacionaba con sus pueblos. Enoc recibió este privilegio como parte de ser Vidente. Es probable que muchas de tales experiencias sucedidas en todas partes en el registro no se conozcan o no se tengan entre los hombres ahora. Estos hombres eran videntes. Teniendo en cuenta esto, es muy probable que los videntes hoy en día reciban experiencias similares en diferentes niveles cada cierto tiempo.
El relato empieza con Dios mostrándole a Enoc una visión y describiendo el contenido de ésta a él. Aunque está confuso si la visión es o no una visión continua o si es simplemente una sola narración que registra múltiples visiones vistas en diferentes etapas del ministerio de Enoc. También, ¿la batalla en la que Enoc dirigió al pueblo de Dios fue una batalla espiritual o física? Unos pocos versículos después se está hablando de una guerra física la cual podría significar que la referencia anterior podría haber sido el mismo tipo de batalla, sólo el pueblo de Dios parecía haber sido salvado de formar parte en esta última batalla.
El desarrollo de este capítulo muestra un patrón en el que Dios ordena y cumple Sus mandamientos, y ya sea que bendiga o maldiga a los hombres de acuerdo a si fueron o no obedientes a Sus mandamientos. A Enoc primero se le dice que vaya al Monte Simeón para ver una visión de las futuras generaciones. Él va y se le muestra la visión. Como resultado, muchos creen en su testimonio de Jesucristo y se convierten en Sión (los puros de corazón). De igual manera, aquellos que no aceptan su testimonio pelean y pierden la batalla en contra del pueblo de Dios, ya sea física o espiritualmente, Sión, a causa de seguir fielmente a Dios, es llevada a los cielos mientras Satanás mantiene a los habitantes malvados de la tierra bajo su manto de tinieblas. El desarrollo del capítulo también muestra el modelo de enseñanza de Dios para el plan de salvación. Siempre se incluye la referencia a la caída, al albedrío del hombre, al pecado y a la salvación por medio de Cristo. En respuesta a la pregunta de Enoc sobre Su llanto, el Padre explica acerca de todas las doctrinas declaradas anteriormente.
Parece haber razones duales para el derramamiento de lágrimas de Dios el Padre en Moisés capítulo siete. Aunque la voz del Señor en este pasaje esta dada desde la perspectiva del Padre, es Jehová el que está transmitiendo el mensaje. También, se establece que Sión ascendió tanto al cielo como al seno de Dios, sugiriendo que la palabra “cielo” es sinónimo de “Dios” en este ejemplo. De esta manera, cuando los cielos lloran, es Dios quien está llorando. El versículo 39 indica “…a quien he escogido” es Jesucristo quien incluso en ese momento “ha abogado” ante el Padre en nombre de Sus hijos pecadores. La intención de Su defensa es que Sus hermanos estén justificados ante el Padre como se indica en Doctrina y Convenios (un libro mormón de escrituras revelado en tiempos modernos) 45:3-5. La frase “por consiguiente” en el versículo 39 sugiere eso debido a que Jesucristo estaba abogando por las almas que Enoc estaba viendo, Él también era el elegido para sufrir por sus pecados. O, si se ve a la inversa, debido a que Él era el elegido por cuyo ofrecimiento voluntario a sufrir, Él es el único que podía abogar por los pecadores. Su sufrimiento sólo protege a aquellos que se arrepienten. Todas las almas permanecerán en “tormento” hasta que se arrepientan. “Por esto, pues, llorarán los cielos”. Esta es la suma de Dios del derramamiento de lágrimas y, ya que se declara por medio de palabras causales, indica que Dios las derrama debido al dolor que experimentan los pecadores hasta que se arrepienten y debido al dolor que Él mismo sufre por los pecados de los que ellos se arrepienten.
Recursos Adicionales:
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Es algo maravilloso que jesus siempre lo sera nuestro abogado para siempre