Justo antes de la muerte de Jesús, Él prometió a sus apóstoles que Dios les enviaría un consolador después de Su muerte. ¿Quién es el consolador? El Consolador que Jesús prometió es el Espíritu Santo. Este precioso don trae consuelo en una variedad de formas para los que viven dignos de su presencia.

Mas el Consolador, el cual es Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26)

Ascension-Resurrection-Jesus-MormonJesucristo comprendía que sus apóstoles lo extrañarían y que incluso sentirían miedo después de su muerte dejándololes la responsabilidad de dirigir la joven iglesia. Uno de los papeles del consolador es consolar en el sentido tradicional. Podría ayudar a los apóstoles a hacer frente su dolor en los días siguientes. En nuestras propias vidas, también podemos llamar al consolador cuando estamos tristes o preocupados. Ya sea un pequeño miedo a la oscuridad o un dolor abrumador, el Espíritu Santo puede venir a nuestros corazones y aliviar el dolor. Esto no significa que nunca estaremos tristes o heridos. Esto significa que podremos sentir que Dios nos ama y ha enviado a alguien para que nos ayude a pasar la prueba.

El Espíritu Santo proporciona consuelo en maneras que nosotros a veces no asociamos con consuelo. Una manera en que lo hace es confirmando la verdad. No saber lo que es verdad puede ser una experiencia atemorizante cuando su eterna salvación depende de saberlo. El Espíritu Santo es la única fuente de verdad fiable.

26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (Juan 15:26)

Cuando sabemos lo que es cierto y lo que Dios quiere que nosotros hagamos y seamos, podemos tener una sensación de paz en nuestros corazones y ser liberados de muchas de las más dolorosas preocupaciones. Dallin H. Oaks, un apóstol mormón, enseñó:

Una de las cosas más importantes acerca del plan de nuestro Padre Celestial para Sus hijos es que cada uno de nosotros puede conocer la verdad de ese plan por nosotros mismos. Ese conocimiento revelado no viene de libros, de pruebas científicas o de reflexión intelectual. Al igual que con el apóstol Pedro, podemos recibir ese conocimiento directamente de nuestro Padre Celestial, mediante el testimonio del Espíritu Santo.

“Cuando sabemos verdades espirituales por medios espirituales, podemos estar tan seguros de estos conocimientos como los académicos y científicos lo están de los diferentes tipos de conocimientos que han adquirido por diferentes métodos.” Dallin H. Oaks, “Testimonio”, Liahona, mayo 2008, págs. 26-29.

No existe un experimento científico que pueda probar a Dios o que nos diga a qué iglesia debemos unirnos, pero cuando confiamos en el Espíritu Santo, no necesitamos un experimento científico. Podemos conocer la verdad a través del Espíritu Santo y sentirnos consolados sin importar que tan difícil pueda ser la vida porque estamos siguiendo el plan de Dios para nosotros.

Una función relacionada con la capacidad del Espíritu Santo para proporcionar consuelo es a través de la orientación. A menudo tenemos que tomar decisiones personales acerca de nuestras vidas, y a veces, incluso después de que hemos analizado y tomado una decisión, nos preguntamos si hemos hecho lo correcto. El Espíritu Santo sabe la respuesta, porque Dios lo sabe todo y el Espíritu Santo es Su mensajero. Nos enseñó que si analizamos un problema y tomamos una decisión, podemos orar para saber si hemos elegido correctamente. Si experimentamos un sentimiento de paz, consuelo o bienestar, e incluso lo que algunos han descrito como una sensación de ardor en el pecho, sabemos que hemos tomado la elección correcta. Uno no puede hacer el mal y sentirse bien, eso se les enseña a los mormones así que dicha paz es un mensaje de Dios. Si nuestros sentimientos son negativos o confusos, sabemos que deberíamos volver atrás y volver a evaluar el problema. Una vez que tenemos nuestra respuesta, podemos tomar la decisión y no preocuparnos otra vez, sabiendo que hemos hecho lo que Dios nos enseñó a hacer y ahora está en Sus manos.

Para recibir el consuelo del Espíritu Santo debemos ser dignos de tenerlo en nuestras vidas. Antes de pertenecer al reino de Dios, podemos tener la Luz de Cristo con nosotros, que se quedará con nosotros toda nuestra vida. Durante este tiempo, también podemos recibir periódicamente visitas del Espíritu Santo. Después de que hemos identificado y decidido unirnos a la iglesia de Dios, podemos ser bautizados. Tras el bautismo, se nos da el don del Espíritu Santo, al mismo tiempo que nos convertimos en miembros de la iglesia de Dios. A partir de ese momento, el Espíritu Santo puede estar con nosotros todo el tiempo. Sin embargo, debemos hacer un esfuerzo grande para guardar los mandamientos. El Espíritu Santo no puede habitar en un lugar pecaminoso y por eso nuestros espíritus deben ser lo más limpios y puros posibles para ser un hogar digno para este gran don. Cuando el Espíritu Santo nos advierte que nos dirigimos al peligro, tenemos que obedecer y dejar de hacer el mal o salir del lugar inadecuado. Mientras hagamos esto, se nos promete que el Espíritu Santo se quedará con nosotros todo el tiempo, para guiarnos con seguridad de regreso al reino de Dios.

quin-es-el-consolador-jesucristo