En el primer versículo del primer evangelio, tal como aparece en nuestro Nuevo Testamento, Mateo llama a Jesucristo “el hijo de David” como si fuera un tipo de introducción a la genealogía que está a punto de escribir, y talvez, una introducción al testimonio completo de Mateo del Salvador. Siguiendo esta introducción se encuentra la línea de ascendencia real de José, el esposo de María, hasta llegar a David, rey de Israel (cf. Mateo 1:1-16). Puesto que José es uno de los descendientes de David, también se le puede llamar hijo de David.

Jesus-Praying -Mother-mormonJosé trató a Jesús como si Él fuera su propio hijo, y aquellos que no sabían de Su origen divino asumían que Jesús era “el hijo de José” (Lucas 3:23) o “el Hijo del carpintero” (Mateo 13:55). Se puede decir entonces que Jesús es el hijo adoptivo de José. Sin embargo, José no era el Padre literal de Jesús. Tal como explicó James E. Talmage:

“Ese Hijo que nació de María fue engendrado por Elohim, el Padre Eterno, no contraviniendo las leyes naturales, sino de acuerdo con una manifestación superior de las mismas; y el Hijo de esa asociación de santidad suprema—Paternidad celestial y maternidad pura aunque terrenal—habría de llamarse con toda propiedad el ‘Hijo del Altísimo’” (Jesús el Cristo, Salt Lake City: Deseret, 1922. Pág. 50).

Por esta razón, a Cristo se le llama el Unigénito del Padre en la carne, tenía una madre mortal y un Padre inmortal. Por lo tanto, para que Jesús sea un descendiente literal (y por consiguiente un hijo) de David, María también debió haber sido de descendencia davídica. Talmage dio una explicación más amplia:

“La genealogía personal de José sería esencialmente la misma que la de María, pues los dos eran primos hermanos. Según Mateo, José era hijo de Jacob; e hijo de Eli, según S. Lucas; pero Jacob y Eli eran hermanos, y parece que uno de los dos fue el padre de José, y el otro, el padre de María y, consiguientemente, padre político de José. Muchas Escrituras establecen claramente que María era de la descendencia de David, pues en vista de que Jesús había de nacer de María, mas no engendrado por José—que era el padre declarado y, según la ley de los judíos, el padre legal— la sangre de la posteridad de David llegó al cuerpo de Jesús únicamente por conducto de María” (Jesús el Cristo. Salt Lake City: Deseret, 1922. Pág. 52).

Por lo tanto, Jesús es el hijo de David. Sin embargo, debido a que el título “hijo de David” reconoce la genealogía de Jesucristo significa que debe tener un significado más profundo. Con el fin de descubrir cuál es este significado más profundo, se debe definir el título mismo.

David era el gran rey de la antigua Israel. Su reino “era el más brillante de la historia israelí, porque (1) unió a las tribus en una sola nación, (2) aseguró la posesión indiscutible de la nación, (3) el gobierno entero descanso sobre bases religiosas y la voluntad de Dios era la ley de Israel” (Diccionario de la Biblia: David). Puesto que David era el rey de Israel, sus descendientes, según el orden patriarcal, tenían derecho al trono. Sin embargo,

“En la época del nacimiento del Salvador, Israel se hallaba bajo el dominio de monarcas extranjeros. Los derechos de la familia real davídica no tenían validez, y el gobernador de los judíos era nombrado por Roma. Si Judá hubiese sido una nación libre e independiente, regida por su soberano legal, José el carpintero habría sido su rey; y el sucesor legal al trono, Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos” (Ibídem. pág. 52).

Finalmente, tal vez el análisis puede dar un paso más si distinguimos “hijo de David” con ‘h’ en minúscula de “Hijo de David” con ‘H’ en mayúscula. La versión con ‘h’ en minúscula denota a cualquier hijo o descendiente de David. Los que reciben este título son Absalón, Amnón, Salomón, entre otros (cf. 2 Samuel 13:1, 2 Crónicas 1:1). Pero el título “Hijo de David” con ‘H’ en mayúscula se reserva sólo para un ser que alguna vez caminó en la tierra. Se aplica sólo a Jesús de Nazaret, y generalmente cuando se pide que realice un milagro. Por esta razón, al dirigirnos a “Jesús como Hijo de David” uno “muestra… su creencia en que Él era el Mesías de Israel” (Ibídem. pág. 193).

Mesías es una palabra aramea que significa “el ungido” (Diccionario de la Biblia: Mesías). En los tiempos del Antiguo Testamento, se les ungía a los reyes para sus cargos, como se hacía a los sacerdotes, sumos sacerdotes y profetas (cf. 1 Samuel 10:1, Éxodo 40:15, Levítico 21:10, 1 Reyes 19:16). Por lo tanto, es adecuado llamar a Jesús el Mesías, el Ungido, ya que Él es Profeta, Sacerdote y Rey. A David se le ungió cuando se convirtió rey de Israel, y él, tal como se indicó hasta este momento, “unió a las tribus en una sola nación,… aseguró la posesión indiscutible de la nación,… y [hizo] la voluntad de Dios… la ley de Israel” (Diccionario de la Biblia: David). David, en cierto modo, liberó a Israel. Por lo tanto, también es adecuado que el Ungido, el Mesías, “denote al Rey y Libertador cuya llegada los judíos esperaban con entusiasmo” (Diccionario de la Biblia: Mesías). Los judíos “esperaban con entusiasmo” al Libertador porque el Antiguo Testamento está lleno de referencias, clases, misterios y profecías de la llegada del que uniría a Israel una vez por todas, les daría la ley de Dios para que se guíen y liberaría a su nación para ellos. Este Libertador era y es Jesucristo, el Hijo de David.

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