La oración es el método que Dios planificó para permitirnos comunicarnos con Él mientras estamos viviendo en la tierra. Aunque hay un patrón para la oración, no hay reglas rígidas y la oración a menudo puede ser una conversación informal realizada durante todo el día.

Sin embargo, cuando estamos orando en público o en una oración más planificada pero en privado, hay indicaciones que debemos seguir. Esto asegura que nuestras oraciones sean respetuosas y que contengan todo lo que debe ser incluido.

oracion-mormonaLos mormones, un apodo para los miembros de la Iglesia de Jesucristo, enseñan que la oración debe empezar con un respetuoso saludo a Dios. La mayoría empieza diciendo, “Querido Padre Celestial” o “Nuestro amado Padre en el Cielo” o algo similar. No oran directamente a Jesús porque Jesús les instruyó a orar a Dios por medio de Jesucristo.

“Y en aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo” (Juan 16:23-24).

Por esta razón, los mormones oran a Dios en el nombre de Jesús. Esa parte se realiza al final de la oración.

Los mormones empiezan sus oraciones agradeciéndole a Dios por sus bendiciones. Este es el primer paso de todos. Los ayuda a analizar sus vidas y ver la mano de Dios en las cosas buenas que les pasan, les recuerda confiar en Dios y asegura que le den a Él la gloria y el honor por lo que Él ha hecho. No desean ser como los nueve leprosos que olvidaron agradecer a Dios en su prisa por disfrutar sus bendiciones.

Después de esto, puede, si lo desean, pedir a Dios lo que sea que necesiten. Como vemos en los versículos de la escritura anterior, Dios nos dará las cosas justas que pidamos. Esto no quiere decir que siempre recibiremos lo que pedimos. Dios siempre contesta nuestras oraciones, pero no siempre nos da exactamente lo que pedimos. Ningún padre responsable le da a cada hijo lo que pide porque a menudo los hijos quieren cosas que no son buenas para ellos. Dios, como padre perfecto, sabe que con nuestra visión limitada del mundo, no siempre sabemos lo que es mejor para nosotros. No podemos ver lo que sucederá en el futuro. A veces no comprendemos cómo nuestras preferencias afectarán a los demás que también pueden estar orando por algo. Dios debe tener en consideración no sólo lo que queremos, sino lo que los demás que también confían en Él quieren. Él debe evaluar lo que queremos con lo que Él sabe es mejor para nuestra situación en particular.

Las oraciones no siempre tienen que ser por cosas materiales. También podemos orar por consejo. Santiago enseñó, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).

Podemos preguntar a Dios a qué iglesia unirnos, si una doctrina específica es verdadera o no, cuál oferta de trabajo aceptar, o cómo resolver un problema con nuestros hijos. Para muchos, este es un nuevo concepto, a pesar de la promesa bíblica. Saben que si oran para encontrar un brazalete perdido y lo encuentran, han recibido una respuesta. Pero ¿oran por consejo y obtienen alguna respuesta?

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que han de venir (Juan 16:13).

El Espíritu Santo fue dado a nosotros como fuente de verdad. Él transmite los mensajes de Dios a nuestros corazones para que sepamos lo que se espera de nosotros. Los mormones estudian un tema cuidadosamente y reflexionan en ello. Toman una decisión y entonces llevan la decisión a Dios a manera de una pregunta con respuesta afirmativa o negativa. Cuando reciben la sensación de una paz cálida en sus corazones, saben que Dios está de acuerdo con su respuesta. Pueden confiar en que Dios les enviará la verdad, porque Él prometió darnos sabiduría, sabemos que Él puede hacer que algunos de nosotros reconozcamos Su “voz” cuando nos habla. Mientras más tiempo pasemos en comunicación con Dios y llegando a conocerlo, más precisos seremos al reconocer  la inspiración.

Los mormones terminan sus oraciones en el nombre de Jesucristo y luego dicen amén.

Los mormones tienen muy pocas oraciones recitadas, y estas son realizadas como parte de las ordenanzas, no como oraciones personales. Nuestras oraciones personales y las oraciones dadas en reuniones abiertas y privadas son conversaciones con Dios, quien nos ama.

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